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juan carlos ramos leon

Romper con algo

Romper con algo

Juan Carlos Ramos León.

Ha pensado usted, que los que damos algo ¿casi siempre damos un poquito de lo que nos sobra?

Juan Ramos León
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8 de diciembre 2025

Las fiestas navideñas son un período en el que todos nos ponemos generosos. Movidos por distintas razones, claro está: hay quienes lo hacen sólo para aparentar; otros, porque su conciencia les reclama ante la clara necesidad de personas menos favorecidas y, por supuesto, los que dan algo por el puro placer que esto les genera. Todos ellos van a las colonias populares, hospitales, albergues, pasos de migrantes, poblaciones marginadas, etc. El fin se cumple: hacer más llevadera la época a los que menos tienen.

Pero, ha pensado usted, que los que damos algo ¿casi siempre damos un poquito de lo que nos sobra? No juzgo a nadie, pero, quitando a algún pequeño de alma noble y bondadosa que se desprende de un juguete que valoraba mucho para regalarlo a otro menos favorecido ¿cuándo nos hemos privado nosotros de algo de lo que verdaderamente nos causó dolor desprendernos para obsequiarlo a alguien más? Y, con “causar dolor” me refiero a que nos era realmente necesario para algo o simplemente nos producía algún tipo de aprecio. Pocas veces. Quizás nunca, en realidad.

Yo le invito a hacernos un propósito: romper con algo. Así es, ROMPER. Y me refiero a estar dispuestos a ceder en aquello que tanto nos cuesta para acercarnos a un “yo” más perfecto y mejor. Un yo bondadoso, generoso, amable y desprendido. Nuestro amor propio, esto es, parte de aquello que nos define como personas distintas de otras, como nuestra inteligencia, resiliencia, capacidad de relacionarnos, incluso, nuestro aspecto físico, a veces se enferma un poco y produce algo que pasa del simple “ego” a la “egolatría”, esto es, al culto a nosotros mismos. No tiene nada de malo -por el contrario- procurarnos mejoras en la salud y la estética, concedernos ciertos lujos como buena ropa, un buen coche, etc. Pero todo esto poco a poco va amenazándonos con “perder piso” y olvidarnos de la realidad de nuestro entorno al grado de volvernos completamente indiferentes ante lo que acontece a otros. Y luego se vuelve extremadamente difícil adquirir una muy necesaria sensibilidad al respecto. Y así, se nos vuelve inclusive molesto el que alguien nos llame para pedirnos un favor o un consejo, o que sencillamente se nos tienda la mano para pedirnos limosna. Esos pueden ser sólo algunos síntomas de que nos estamos encerrando en nuestro mundo, un “mundo” que no es real.

Romper con algo es romper con ese círculo de ceguera que nos produce la insensibilidad que puede existir en nosotros ante otra persona que sufre porque no pasa por un buen momento y que puede estar más cerca de lo que imaginamos: un simple desconocido, un amigo o hasta un hermano al que le urge que rompamos con algo de nosotros mismos para sostener su brazo. Cada uno sabemos qué es ese “algo” con que debemos de romper para lograrlo ¿acepta el reto?

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