
Jairo Mendoza.
La economía mexicana muestra un crecimiento cercano al 0.9 % en los primeros seis meses de 2025.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que durante el segundo trimestre de 2025 la economía mexicana creció 0.7 % respecto al trimestre anterior, superando las expectativas iniciales que estimaban un avance de entre 0.3 % y 0.4 %. El Producto Interno Bruto (PIB) mostró un incremento cercano al 0.1 %, uno de los niveles más bajos de los últimos años.
El crecimiento se explicó principalmente por el desempeño de las actividades secundarias, particularmente como la industria y la manufactura, que avanzaron 0.8 %. Los servicios, que conforman la mayor parte de la economía, crecieron 0.7 %. Sin embargo, el sector primario (que incluye agricultura, ganadería, pesca y minería) tuvo una caída de 1.3 %, evidenciando los retos persistentes en estas actividades.
La presidenta Claudia Sheinbaum celebró estos datos como un reflejo de su política económica, destacando que, de acuerdo con indicadores, el crecimiento anual entre junio de 2024 y junio de 2025 rondaría 1.3 %. Sin embargo, organismos independientes y analistas subrayan que el ritmo de expansión sigue siendo moderado y que los retos estructurales permanecen.
En términos acumulados, la economía mexicana muestra un crecimiento cercano al 0.9 % en los primeros seis meses de 2025, esto después de un cierre negativo en el cuarto trimestre de 2024. La inversión fija bruta continúa débil, con retrocesos en los primeros meses del año, lo que limita el potencial de crecimiento hacia adelante.
Factores externos también influyen en la incertidumbre económica: las tensiones comerciales con Estados Unidos, incluyendo la posibilidad postergada de nuevos aranceles, amenazan con afectar al comercio y a la inversión. Aunque se ha evitado una recesión técnica, la economía enfrenta riesgos si la inversión no repunta y la demanda externa se desacelera.
El Gobierno federal ha reiterado su compromiso con políticas económicas que busquen impulsar el desarrollo inclusivo y la inversión pública. No obstante, los ajustes fiscales y las limitaciones presupuestales podrían restringir el alcance de dichas políticas.
En conclusión, el resultado del segundo trimestre es una señal prometedora que contrasta con un arranque débil del año. Sin embargo, para consolidar una recuperación sostenida, será necesario atender los factores estructurales que frenan el crecimiento, como la inversión, la productividad y la competitividad, así como fortalecer la resiliencia frente a un entorno internacional desafiante.