
Jaime Santoyo Castro.
Esta es una oportunidad para que los productos mexicanos cubiertos por el T-MEC continúen ingresando al mercado de los Estados Unidos.
Con agrado y alivio nos hemos enterado los mexicanos de que nuestro país ha sido exonerado temporalmente de aranceles por parte de Estados Unidos, pues ello tiene implicaciones positivas no sólo para nuestra economía, sino para las relaciones diplomáticas entre ambos paises, que hasta hace poco se veían tirantes.
Aunque tengamos diferentes ideas o creencias políticas; como mexicanos, no debemos escatimar el reconocimiento a la Presidenta Claudia Sheinbaum, a quien en este trance vimos actuar como una verdadera Jefa de Estado; prudente, calculadora, serena, segura, al frente de la situación, inspirando confianza ante la actitud arrogante y amenazante del Presidente Donald Trump. El resultado es que el gobierno estadounidense implementó una serie de aranceles generales y específicos a las importaciones afectando a una gran cantidad de países, y dejó fuera de estas imposiciones a México y Canadá, en cumplimiento a los acuerdos que se derivan del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Esta es una oportunidad para que los productos mexicanos cubiertos por el T-MEC continúen ingresando al mercado de los Estados Unidos sin tener que cubrir los aranceles adicionales que sí se van a aplicar a otros países y ello es verdaderamente importante para sectores como el automotriz y el del acero y aluminio, en los que México tiene una participación muy alta. Cierto es que más del 50% de las exportaciones mexicanas que no están cubiertas por el T-MEC enfrentarán tarifas del 25%, pero no deja de ser benéfico que los productos que cumplen con los requisitos del tratado seguirán libres de aranceles.
El verdadero significado es que esta exención se traduce en un amplio reconocimiento de la relevancia del T-MEC y le da proyección futura a la integración económica de América del Norte, pues se ha convertido en un formidable instrumento para mantener relaciones comerciales estables y mutuamente beneficiosas entre los países miembros, aunque también pone en la mesa de lo inmediato que se siga fortaleciendo la industria nacional y diversificando sus mercados de exportación, para reducir la dependencia del mercado estadounidense y mitigar posibles impactos de futuras políticas comerciales proteccionistas.
En lo que respecta a las relaciones bilaterales, es indudable que esta decisión envía una señal clara de que, a pesar de las tensiones comerciales globales y las políticas proteccionistas de Estados Unidos, México sigue siendo un socio estratégico prioritario, pues el hecho de que se haya mantenido al margen de algunos aranceles subraya la importancia de la alianza comercial entre México, Estados Unidos y Canadá) como base para la cooperación económica regional.
A la luz de la diplomacia, creo que este gesto también puede ser considerado como un voto de confianza hacia la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, y a la capacidad de nuestro país para cumplir con los estándares del tratado, con el fin de mantener un comercio justo, equilibrado y mutuamente beneficioso; pero sin duda alguna, profundiza la interdependencia económica entre ambos países en sectores clave como el automotriz, agrícola, energético y manufacturero.
Ahora bien; no debemos soslayar el hecho de que esta consideración hacia nuestro pais no viene sin compromisos, pues debe cumplir con ciertos requisitos y responsabilidades, como lo son:
a) El estricto apego a las reglas de origen del T-MEC, específicamente en sectores como el automotriz, cuidando que se cumpla con la proporción específica del valor del producto que debe ser generado en América del Norte.
b) Continuar en la superación de las condiciones laborales y ambientales, para evitar disputas o sanciones.
c) Reforzar la cooperación en seguridad y migración; medidas que aunque no están directamente relacionadas con el comercio, estos temas influyen en el tono general de la relación bilateral. En estos primeros meses de la administracón federal, hemos visto un cambio esencial en la estrategia de seguridad con la contención de los delitos de alto impacto y la persecución y detención de integrantes de los cárteles y un papel más activo en el control migratorio, lo cual ha sido valorado por los Estados Unidos.
d) Transparencia y estado de derecho: Para fomentar un entorno de inversión confiable, México tiene el compromiso de garantizar seguridad jurídica a las empresas, combatir la corrupción y respetar los contratos firmados.
En resumen, esta exención temporal no solo favorece a las exportaciones mexicanas, sino que también refuerza el vínculo político y económico con Estados Unidos. Para México, representa una oportunidad valiosa para consolidar su posición como socio confiable, pero también un reto para cumplir con estándares más exigentes y diversificar su economía para reducir vulnerabilidades futuras.