
Jaime Santoyo Castro.
La hipocresía, la falsedad y el engaño son más comunes de lo que pensamos y ello provoca enconos, división y alejamiento entre los diversos actores sociales.
El Juez Cogan, al dictar sentencia condenatoria a Genaro García Luna, hizo referencia a una doble vida del acusado, poniendo énfasis en el hecho de que como Secretario de Seguridad del Gobierno Mexicano hacía alarde de dureza en la persecución del crimen organizado con su guerra al narcotráfico, mientras que por debajo del agua acordaba, protegía, seleccionaba y ayudaba a algunos de ellos para que desarrollaran libremente sus actividades ilícitas, a cambio de riquezas incalculables.
La “doble vida” en el mundo de la política se refiere a cómo algunos, mientras desempeñan cargos públicos, presumen ser líderes comprometidos con el bienestar social y el respeto a la ley, pero en privado suelen estar involucrados en actividades ilegales, éticamente cuestionables o contrarias a los valores que promueven públicamente. Este fenómeno no se presenta sólo en la política, sino en muchas facetas de la vida. La hipocresía, la falsedad y el engaño son más comunes de lo que pensamos y ello provoca enconos, división y alejamiento entre los diversos actores sociales.
En el ámbito político se manifiesta desde la corrupción y el abuso de poder hasta el colapso moral en la vida personal. Algunas de las facetas más relevantes de este fenómeno son:
Otros más con una doble vida, suelen crear redes de poder y protección, en las que participan otros funcionarios, jueces, policías o empresarios, perpetuando un sistema de impunidad en el que los responsables de crímenes o actos de corrupción no son castigados.
Mientras hablan de justicia social y equidad, se dedican a utilizar el poder del Estado para ganar lealtades políticas mediante favores personales, como la entrega de beneficios sociales o subsidios, en lugar de promover reformas estructurales para el bien común.
El fenómeno de las “puertas giratorias” es otra señal de la doble vida de los políticos, cuando pasan de posiciones públicas a privadas con facilidad, utilizando su conocimiento y redes políticas para beneficiar a compañías del sector privado, a veces perjudicando a las instituciones gubernamentales que una vez representaron.