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Jaime Santoyo Castro

Impulsar la unidad con acciones

Impulsar la unidad con acciones

Jaime Santoyo Castro.

Más allá de filias y de fobias, debo reconocer que la Presidenta Claudia Sheinbaum, con mesura y prudencia, ha dado señales de que no se asusta ni se amilana, ofreciendo colaboración sin subordinación.

Jaime Santoyo Castro
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10 de marzo 2025

Donald Trump ha sacado las garras amenazando, chantajeando, vituperando, insultando y manoteando para someter a quien le viene en gana, y México no ha sido la excepción, pero los mexicanos no somos fáciles de amedrentar. Tenemos mucha historia y muchas causas en común que nos hacen estar unidos.

Más allá de filias y de fobias, debo reconocer que la Presidenta Claudia Sheinbaum, con mesura y prudencia, ha dado señales de que no se asusta ni se amilana, ofreciendo colaboración sin subordinación. Con inteligencia, madurez, templanza, y prudencia va sorteando las presiones y balandronadas de Trump, y va ganando tiempo para acomodar las circunstancias en favor de los mexicanos. La entrega de los 29, sin lugar a dudas, debe verse como una negociación exitosa, que no nos ha costado más que deshacernos de quienes tenían cuentas pendientes con la justicia norteamericana. ¡¡¡Nada más!!!

Pero no podemos soslayar la realidad. México se encuentra en un momento crucial de su historia; un punto de inflexión que exige unión, colaboración y solidaridad entre sus ciudadanos y a eso nos ha llamado la Presidenta, porque no son pocos los problemas que afrontamos. Tenemos enormes retos económicos, sociales, políticos y medioambientales y en medio de ello, la nación tiene la oportunidad de fortalecerse si sus habitantes trabajamos juntos por un bien común. Hoy, más que nunca, México necesita dejar atrás las divisiones y avanzar como una sociedad unida.

El contexto actual: El México de la formalidad y el de la informalidad

México enfrenta múltiples desafíos que requieren atención urgente. La desigualdad social sigue siendo una barrera para el desarrollo, con millones de personas viviendo en condiciones de pobreza, que hay que enfrentar más allá del simple asistencialismo. Necesitamos fortalecer el mercado interno, y buscar alternativas más allá de concentrar nuestra atención en los mercados de los Estados Unidos, promover mayor inversión privada y pública, mejorar la educación y la salud, impulsar la innovación tecnológica, propiciar certidumbre jurídica y seguridad pública, pero en esencia, si queremos unidad nacional, debemos conjuntar a los dos Méxicos que tenemos: el de la formalidad, que tiene empleos, que genera desarrollo, que cuenta con seguridad social y protección y paga impuestos, y el de la informalidad, que no cuenta con nada de lo anterior, que no paga impuestos y que recibe asistencia social sin un plan para conducirlo a la formalidad.

Nuestra nación tiene un enorme potencial que debe orientarse adecuadamente hacia el desarrollo de la sociedad, con una política pública que haga a un lado el populismo e invierta en obras y acciones que de verdad propicien desarrollo y que pongan a trabajar al aparato productivo para generar el número de empleos que los jóvenes van requiriendo. Si le damos a los jóvenes educación, empleo, salud, vivienda, y una visión de futuro en dimensiones de paz y crecimiento, ello los va a alejar de las drogas y la criminalidad. Tienen derecho a pensar en un futuro para ellos y para sus hijos. Hoy no lo tenemos nosotros, y menos ellos.

El contexto político y social refleja tensiones que muchas veces polarizan a la población. En redes sociales, en el discurso público y en las calles, es común observar posturas enfrentadas que dificultan el diálogo constructivo. La polarización no solo fragmenta a la sociedad, sino que también retrasa la búsqueda de soluciones colectivas.

La inseguridad sigue siendo un tema prioritario, pues las tasas de violencia y criminalidad han generado un clima de desconfianza y temor en muchas comunidades. Los ciudadanos nos vemos con miedo y desconfianza porque no sabemos quien es quien y así no se construye la unidad y mucho menos con la equivocada y torcida idea de ofrecer abrazos a los delincuentes.

El cambio climático es otro desafío inminente. Las sequías, las inundaciones y la pérdida de biodiversidad son señales claras de que el medio ambiente necesita atención urgente. México, al ser un país megadiverso, tiene la responsabilidad de cuidar sus recursos naturales no solo para beneficio propio, sino también como una contribución global.

La fuerza de la unidad: aprender del pasado

La historia de México está llena de ejemplos en los que la unidad ha sido la clave para superar los desafíos. Durante la lucha por la Independencia, mexicanos de diversos orígenes se unieron para liberar al país del dominio colonial. De manera similar, la Revolución Mexicana fue un movimiento que, a pesar de sus complejidades, mostró cómo la solidaridad puede generar cambios profundos.

Otro ejemplo reciente es la respuesta de los mexicanos ante desastres naturales, como los terremotos de 1985 y 2017. En ambas ocasiones, miles de ciudadanos se volcaron a las calles para ayudar a quienes lo necesitaban, demostrando que la empatía y la cooperación pueden superar cualquier obstáculo.

Estos eventos históricos nos recuerdan que, cuando los mexicanos nos unimos, somos capaces de lograr grandes cosas. La pregunta ahora es: ¿cómo canalizar esa fuerza colectiva en el contexto actual?

La importancia del diálogo y la empatía

Uno de los primeros pasos hacia la unidad es fomentar el diálogo respetuoso entre todos los sectores de la sociedad. Escuchar las perspectivas y preocupaciones de los demás, incluso cuando no se comparten, es fundamental para construir puentes en lugar de muros. La empatía, entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro, debe ser el motor de estas conversaciones.

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