Logo Al Dialogo
Jaime Santoyo Castro

El dilema moral de la verdad y la mentira en la autoridad

El dilema moral de la verdad y la mentira en la autoridad

Jaime Santoyo Castro.

El dilema de la autoridad que miente para “proteger” está estrechamente relacionado con la “ética de la responsabilidad”.

Jaime Santoyo Castro
|
30 de septiembre 2024

Con frecuencia las autoridades justifican sus mentiras bajo el argumento de evitar el caos. El razonamiento suele ser que, si la verdad completa se revela, el público podría entrar en pánico, lo que derivaría en desórdenes sociales, violencia, crisis económica o colapso de los sistemas de control. Esta perspectiva paternalista trata a la sociedad como incapaz de manejar ciertas verdades.

Ejemplos clásicos incluyen:

– Desastres naturales o nucleares, donde las autoridades inicialmente minimizan o distorsionan la magnitud del daño, alegando que una verdad plena podría provocar pánico descontrolado.

– Crisis de salud pública: Durante epidemias o pandemias, algunas autoridades pueden subestimar o mentir sobre la gravedad de una enfermedad, con el pretexto de evitar histeria colectiva. Recordemos el manejo de “Covid 19”

– Guerras y conflictos armados: En escenarios de guerra, la manipulación de la información es común. Gobiernos pueden ocultar derrotas o exagerar victorias para mantener la moral alta entre la población y el ejército.

– Problemas económicos serios, tales como devaluaciones, inestabilidad financiera de la moneda, deuda externa, etc, donde la verdad se esquiva o se guarda.

  1. ¿Cuáles son las consecuencias de la mentira?

A corto plazo, una mentira puede, de hecho, atenuar el pánico, pero a largo plazo genera efectos colaterales que suelen ser más dañinos que el terror inicial que se pretendía evitar, pues puede provocar lo siguiente:

… a) Desconfianza en las instituciones. Cuando una mentira oficial se descubre,  y usualmente lo hace, el resultado es una profunda pérdida de confianza en las autoridades y ello afecta la capacidad de las instituciones para gestionar futuras crisis. La población puede adoptar una postura de escepticismo crónico, lo que complica aún más la comunicación en tiempos de crisis.

El ejemplo histórico de esto lo tenemos tras el encubrimiento de la magnitud del desastre de Chernóbil por parte del gobierno soviético, tras lo que muchos ciudadanos y países vecinos perdieron la fe en la transparencia del gobierno, erosionando la confianza social y política de la entonces poderosa Unión Soviética.

… b)  Desorientación y confusión. Una mentira oficial puede generar un ambiente de incertidumbre, pues cuando los ciudadanos se dan cuenta de que no pueden confiar en la información que reciben, buscan sus propias fuentes de verdad, lo que puede llevar a la proliferación de teorías de conspiración, rumores y desinformación. Esto genera más confusión y, en muchos casos, más miedo del que la mentira pretendía evitar.

El ejemplo más reciente lo observamos durante la pandemia del COVID-19, en el que varios gobiernos fueron acusados de minimizar la gravedad del virus en sus primeras etapas y cuando la realidad se hizo evidente, la gente ya no sabía en quién confiar, y esto permitió que la desinformación floreciera, con muy funestos resultados.

… c) Respuestas irracionales o tardías. Cuando la verdad finalmente emerge, las reacciones de la población pueden ser más extremas que si hubieran conocido la realidad desde el principio. En lugar de prepararse racionalmente, una verdad abrupta puede llevar a reacciones exageradas o irracionales, que pueden ser más difíciles de manejar que el terror original.

  1. Mentira y poder: control social

En muchos casos, la mentira no es solo para evitar el pánico, sino para “mantener el control”. Las autoridades que manipulan o sesgan la verdad suelen hacerlo para preservar su poder, utilizando el miedo como una herramienta para influir en la opinión pública. Una población desinformada es más fácil de manipular, y la mentira puede formar parte de una estrategia mayor de control.

Sin embargo, esta estrategia puede ser contraproducente. Cuando la mentira se convierte en una herramienta recurrente, se siembra el caos. La población ya no sabe qué es real y qué no, lo que puede llevar a una ruptura completa del tejido social.

  1. El dilema moral de la verdad y la mentira en la autoridad.

El dilema de la autoridad que miente para “proteger” está estrechamente relacionado con la “ética de la responsabilidad”. ¿Es responsable una autoridad que miente para mantener la calma o el orden? o, por el contrario, ¿es más ético compartir la verdad y confiar en la capacidad de la población para manejar la situación, aun cuando pueda generar miedo?

Según la Perspectiva ética, algunos argumentan que la transparencia siempre debe ser la prioridad, ya que la mentira degrada la relación entre gobernantes y gobernados, mientras que la verdad fortalece la autonomía y la confianza social.

Según la Perspectiva práctica, otros sostienen que, en ciertos casos, el control de la información es necesario para evitar males mayores, como el colapso social, pero estos casos deben ser excepcionales y gestionados con extremo cuidado.

reproductor
Tik tak zac S.A. de C.V.- De no existir previa autorización por escrito, queda expresamente prohibida la publicación, retransmisión, edición y cualquier otro uso de los contenidos de este portal.