
Jaime Santoyo Castro.
Las circunstancias en que nos encontramos, no nos quepa la menor duda, son propicias a favorecer las acechanzas del exterior.
Hoy México enfrenta una situación parecida a la época en que perdió el territorio de Texas. Graves divisiones internas y graves amenazas del exterior. No es una situación para dejar de lado.
No es menor el desencuentro que vimos los mexicanos el pasado fin de semana entre los coordinadores de la Cámara de Senadores y de la Camara de Diputados Adán Augusto López y Ricardo Monreal, aparentemente por cuestiones de dinero. Ambos representan a las respectivas fracciones parlamentarias del Partido Gobernante; ambos quisieron ser los abanderados de Morena a la Presidencia de la República y ambos fueron sometidos por el gran Tlatoani López Obrador en favor de la Dra. Claudia Sheinbaum, quien hoy conduce los destinos nacionales en un México dividido, ensangrentado, entre tormentas y negros nubarrones y por si le faltara poco, con estas desavenencias.
Las circunstancias en que nos encontramos, no nos quepa la menor duda, son propicias a favorecer las acechanzas del exterior, pero también se pueden convertir en una gran oportunidad para fortalecer nuestra soberanía, construir unidad nacional y reafirmar su papel como un actor relevante en la región. La historia nos demuestra que de los pueblos doloridos suelen surgir grandes ideas y grandes soluciones.
Es de hacer notar que la confrontación no es entre oposiciones, que además casi son inexistentes. El Partido gobernante Morena, que presume de una gran presencia por los votos obtenidos, y que debería construir una gran fortaleza de la república, no muestra la unidad que requerimos, porque no la ha consolidado. La confrontación es dentro del equipo gubernamental y eso pudiera ser aprovechado por intereses ajenos, (que siempre los hay), moviendo las aguas para generar confrontación alimentada por narrativas radicalizadas debilitando aún más la cohesión nacional.
1.1. Las brechas sociales entre regiones y sectores de la población siguen ampliándose, lo que dificulta construir consensos sólidos.
1.2. La inseguridad limita la gobernabilidad en muchas zonas del país, lo que socava tanto la percepción de estabilidad como la capacidad de acción del Estado.
1.3. Las confrontaciones internas desvían la atención de las urgencias nacionales y generan desconfianza en las autoridades.
Estas dinámicas internas fragmentan a México y dificultan una respuesta contundente y estratégica a las amenazas externas.
2.1. Retórica antimigrante: Su discurso polarizante que podría exacerbar tensiones en la relación bilateral y afectar la percepción de México en el escenario internacional.
2.2. Política comercial: Sus amenazas de incremento de aranceles que impacten negativamente en sectores clave como el automotriz y el agrícola.
2.3. Injerencia política: Sus expresiones de adherir a México y a Canadá a su país son vistos por el exterior con sorna, pero no deja de exhibir sus tentaciones y a través de ataques directos o indirectos, Trump podría intentar influir en la política interna mexicana o fomentar desconfianza hacia las instituciones del país.
Ante estas amenazas, México necesita acciones claras y cohesionadas que combinen diplomacia, estrategia interna y relaciones internacionales. Algunas posibles vías de acción incluyen:
3.1. Fortalecimiento de la unidad interna
3.2. Estrategia diplomática
3.3. Construcción de alianzas internacionales
3.4. Respuesta mediática y cultural