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juan carlos ramos leon

Los días de los vivos

Los días de los vivos

Juan Carlos Ramos León.

Vivir con la esperanza de la vida eterna hace que se viva de un modo muy especial.

Juan Ramos León
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14 de octubre 2024

La muerte es un estado que nos acecha todo el tiempo. Camina con nosotros. Duerme con nosotros. Hasta que un día nos toma por sorpresa y nos ofrece ser el portal para nuestro destino eterno.

Viene la temporada en la que los mexicanos honramos a nuestros seres queridos ya fallecidos. Una tradición muy bonita que entraña el profundo significado que tiene para nosotros el amor hacia las personas, especialmente a aquellas a las que nos unen lazos de sangre, a pesar de encontrarnos ya en distintos planos. Y siempre, para mí, la muerte es un buen pretexto para reflexionar sobre la vida: a valorar lo que tengo, a valorar el tiempo que se va y no regresa, y a reflexionar sobre si lo que estoy haciendo en ella va a dejar huella o si solo voy a irme de aquí algún día sin que a absolutamente nadie le importe.

Bajo la premisa de que “sólo se vive una vez” hay quien decide darse vuelo con todo tipo de excesos y placeres y quien disfruta la vida de otra manera, teniendo en consideración que aquí, con el estilo de vida que se elige, se van sentando las bases para un estado posterior, un estado perfecto, que los creyentes en Dios llamamos “la vida eterna”. Y que conste que no se trata con ello de hablar de que en esta vida hay que privarse de todo lo que sea gozo o placer, pero sí de creer con todas las fuerzas en que hay otra vida después de ésta y es mejor y que, sí, a veces es necesario sacrificar algunas cosas con esa convicción de que conducirán a otras mejores. Decía el sacerdote español José Luis Martín Descalzo: “Morir sólo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva. Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba.”

Vivir con la esperanza de la vida eterna hace que se viva de un modo muy especial. Sin que se desprecie nada en esta vida, por supuesto, pero encontrando a las cosas y a las personas un significado diferente, un significado de trascendencia, y se produzca entonces una convicción de practicar la virtud en la propia conducta siempre.

Se celebra el día de los muertos. Pero todos los días se celebra el día de los vivos. Y esta celebración debería de darse con la conciencia de que ese día puede ser el último de nuestras vidas y considerar que, de ser llamados, deberemos de estar preparados. Si bien, aunque existe la firme creencia y la fuerte esperanza en que iremos a un lugar mejor, el temor es válido. Es nuestro amor a la vida como la conocemos lo que nos hace aferrarnos a ella y también el desconocimiento de lo que está por venir lo que nos asusta. Pero es parte de nuestra realidad y debemos de irnos preparando viviendo bien.

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