
Juan Carlos Ramos León.
El mensaje del Papa León fue claro y sencillo: “reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano”.
Cuando reina la confusión en el mundo siempre es bueno echar un vistazo a los mensajes que nos da el Papa. Este domingo celebró frente a más de un millón de jóvenes en lo que fue la misa de clausura del jubileo con los jóvenes, en Roma. Tras varios días de jornadas de reflexión, visitas a la ciudad y sus principales y más importantes centros religiosos, peregrinos -en su mayoría jóvenes- de distintas partes del mundo, concluyeron su participación en las actividades del jubileo con la celebración eucarística.
El mensaje del Papa León fue claro y sencillo: “reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano”. Y, queda claro, la búsqueda de la justicia con este fin no puede tener otro motor que el amor: “quiéranse entre ustedes… la amistad puede verdaderamente cambiar el mundo”.
Puede tratarse de ideas básicas, muy sencillas y hasta reiterativas, pero insisto, ante el revoltijo que está hecho el mundo, siempre volver a las bases de la enseñanza de la Iglesia en las palabras de su pontífice nos pone a reflexionar sobre el rumbo que debemos retomar cuando queda claro que lo hemos perdido. Y es bien interesante esta parte de su mensaje: “Hemos recibido la vida gratis, sin elegirla. No somos fruto de nuestra decisión, sino de un amor que nos ha querido”. Esto es que nuestra propia existencia tiene su origen en una decisión de amor, de ser pensados por Alguien y ser creados por Él.
Entonces toda la confusión que se genera en nuestras relaciones con los demás y en nuestras propias vidas es debido a que nos desviamos de la senda del amor. El amor en todas sus vertientes y manifestaciones: el amor a un ser supremo, el amor de pareja, el amor a la familia, el amor a los amigos (amistad) y el amor al prójimo que es tal vez el más difícil de realizar dada la ausencia de vínculos que nos relacionen a los desconocidos pero que es, precisamente el que tanta falta hace.
El amor es lo que nos define y es el único camino hacia ese “construir un mundo más humano”. La verdadera causa de la deshumanización es la pérdida de esta conciencia de que para ser creados fuimos amados y que es sólo a través del amor que todo lo que hagamos tomará un verdadero sentido y hará que las cosas en nuestro entorno funcionen un poquito mejor. Pregúntese usted cómo le va en su vida y, ante la respuesta vuélvase a preguntar qué tanto ama.
Luego lo que pasa es que obviamos mucho las cosas cuando escuchamos que se nos habla “del amor”. Pero siempre es bueno reflexionar al respecto y hacer algunos ajustes a la forma como nos conducimos por la vida. “Ama y haz lo que quieras”, lo dijo San Agustín.