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antonio sanchez gonzalez

Y la salud mental

Y la salud mental

Antonio Sánchez González.

La profesión médica y los sistemas sanitarios de los países occidentales prestan especial atención al recién nacido, pero a menudo se descuida la salud mental de las madres.

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25 de octubre 2024

“¿A qué te refieres con que estás deprimido? Pero lo tienes todo para ser feliz, ¡estás embarazada!” El período perinatal siempre está envuelto en felicidad: esta idea preconcebida, una visión romántica, puede disuadir a las futuras madres de verbalizar sus malestares. Esta autocensura está lejos de ser una curiosidad. El suicidio es la principal causa de mortalidad materna en el año siguiente al parto y una gran proporción de estas muertes se podrían prevenir si se implementaran programas de prevención dentro de las políticas de atención materno fetal, las mismas que parece que terminan para las madres en el momento del parto.

La profesión médica y los sistemas sanitarios de los países occidentales prestan especial atención al recién nacido, pero a menudo se descuida la salud mental de las madres, aunque estas lleguen a expresar su angustia durante las consultas de control prenatal. La situación se ha equilibrado un poco en los últimos años, pero aún hoy, no son numerosos los estudios que analizan el cerebro de las madres y su alta vulnerabilidad durante este período y sin ellos ¿cómo podemos entender la depresión materna, los embarazos imaginarios, el síndrome del bebé fantasma, la negación del embarazo?

Este sector devastado por problemas de presupuestales, recortes de empleo, personal de médicos y enfermeras agotados, tiempos de consulta interminables, también sufre de ideas preconcebidas sobre los trastornos mentales: “Los psiquiatras son para los locos”, “Los depresivos son tristes crónicos”, “Esquizofrénicos, criminales”… ¿Cuántas personas son reacias a ir a la consulta psiquiátrica o de su médico cercano porque “no servirá de nada”? ¿Cuántos estudiantes de medicina le dan la espalda a esta disciplina, considerada como “el fondo de la canasta” en la elección del entrenamiento de especialidad? Se trata de un escollo más en un momento en el que la creciente escasez de psiquiatras y la necesidad cada vez mayor de atención a la población, adultos, pero también niños y adolescentes, están demostrando afectación, especialmente desde la epidemia del Covid-19. En cifras de las encuestas de salud del sistema sanitario mexicano y del INEGI, tengamos en cuenta que los trastornos mentales afectan a casi 25 millones de mexicanos, es decir, a una de cada cinco personas.

Decididos a mover estas barreras, está surgiendo una nueva generación de psiquiatras comprometidos, atentos a los problemas de la desestigmatización y la transformación de las prácticas, para que la salud mental sea una gran causa mundial en los siguientes años. Estos jóvenes psiquiatras constituyen un movimiento fundamental masivo: no hay más que echar un vistazo a las redes sociales para ver que muchos de ellos están implicados en asociaciones y colegios, para intervenir en conferencias destinadas a la remodelación de políticas públicas sanitarias en esta materia. Estos médicos implicados en la remodelación y aplicación de las medidas gubernamentales de la estrategia nacional de prevención del suicidio impulsan ideas casi revolucionarias, como promover la lucha contra la idea preconcebida de que es mejor no hablar de suicidio para no tentar a la persona a considerarlo sino contrario, “hay que hablar de ello, pero no de cualquier manera. En el espacio público hay que evitar el sensacionalismo. En el espacio privado, cuestionar los pensamientos suicidas nunca conducirá a la acción. Por otro lado, no debemos dejar sola a la persona con esto”; y en el espacio público apoyando, en particular, a las escuelas de periodismo y a las redacciones de los medios de comunicación en la elección de palabras y fotos para evitar el efecto del contagio suicida y en el entendido de que comunicarse bien con el público en general es fundamental para combatir la exclusión que sufren las personas afectadas por la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, etc.

Pero, hay una remodelación amplia en otros ámbitos de la práctica médica cuando se habla de la atención a la salud mental a través de lo que se ha definido como una psiquiatría científica centrada en atender y dar voz a los pacientes, considerando que muchos estudios que evalúan los tratamientos psiquiátricos son difíciles de interpretar porque no se basan en los sentimientos generales de los enfermos, que sin embargo son los primeros en verse afectados por estas patologías e intentar acabar con las medidas desarrolladas hace más de cincuenta años, que han quedado desfasadas por los últimos avances y que, sobre todo, no reflejan las necesidades de los pacientes de hoy e intentando que el estigma de la salud mental pronto sea de otra edad.

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