La paz es aspiración y tarea de todos

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

La autoridad no promueve la violencia; ésta se genera desde la sociedad. Al gobierno le corresponde prevenirla, perseguirla y castigarla.

Si la sociedad quiere paz, tiene que trabajar para lograrla. No sólo exigirla, pues tenerla no es responsabilidad exclusiva de la autoridad. Tampoco debe ser un privilegio de unos cuantos. Es un valor social, y por tanto corresponde a la sociedad lograrla, retenerla o recuperarla, y para eso es el estado de derecho.

La autoridad no promueve la violencia; ésta se genera desde la sociedad. Al gobierno le corresponde prevenirla, perseguirla y castigarla, pero a los ciudadanos nos toca educar a nuestros hijos en los valores y en la ley; cuidarlos y guiarlos para que se conduzcan por las vías legales que la sociedad construye y para que no se desvíen.

Cuando la violencia se impone, hay un quebranto al orden social que ofende no sólo a la víctima directa, sino a toda la colectividad, porque se convierte en un desafío que si se tolera, o no se detiene o se queda sin castigar, invita a repetir la conducta ofensiva, y de esa manera se enseñorea la impunidad.

Vivir en un estado de violencia significa presencia permanente de conflictos, guerra, abuso físico o emocional, estar en constante peligro, sufrir daño físico o psicológico, vivir con miedo o ansiedad, desconfianza, pérdida de vidas y patrimonio, lo que obstaculiza el desarrollo personal y limita las oportunidades y el progreso.

Vivir en paz significa armonía, vivir sin conflictos, sin violencia física o emocional, sin temor a la violencia y a la agresión; en convivencia serena y respeto mutuo; significa fomentar un ambiente propicio para el desarrollo personal, el crecimiento y la prosperidad, sin que exista temor a ser despojado de su vida, de su integridad personal, o de sus bienes o posesiones.

A la autoridad gubernamental le corresponde cuidar el orden y promover la paz y la armonía, pero a los cuidadanos nos toca fomentar los valores, el orden el respeto a la ley y a los demás y detener desde el hogar las conductas inadecuadas de nuestros miembros.

Por ello es de celebrar la iniciativa del Gobernador David Monreal para establecer una agenda de paz para este año 2024, que coincide plenamente con la aspiración de todos los sectores sociales. Es muy acertada esta desición que da cuenta de que el Gobernador sabe que requiere unir los esfuerzos de todos; gobierno y gobernados, en un  propósito esencial para la vida en comunidad como lo es la Paz.

Cualquier iniciativa para promover la paz y la resolución pacífica de conflictos debe ser vista de manera positiva y apoyarla con acciones que la fortalezcan. La Paz no es sólo obligación de las autoridades: es algo que se engendra desde el interior de las conciencias y se anida en los hogares, en las escuelas y universidades, en los centros laborales, en los campos deportivos, en las calles, en los centros de diversión, etc. y a todos nos corresponde convertirnos en promotores de la paz, y luchar en contra de los promotores de la violencia.

¡¡¡Sí se puede!!! Lo primero que se requiere es obtener la comunión entre los diversos sectores y la convicción de unir esfuerzos para lograrla y este primer paso ya lo dio el Gobernador David Monreal. Ahora nos toca a los ciudadanos incorporarnos a enriquecer la agenda con acciones propias tales como conferencias, talleres, conciertos, pláticas y otras actividades culturales y educativas diseñadas para concientizar a la sociedad sobre la importancia de la paz y la no violencia.

Las acciones por la paz pueden abordar una variedad de temas relacionados, como la prevención de conflictos, la reconciliación, la justicia social, la igualdad de género, el desarme, la resolución de conflictos internacionales, el respeto a la ley y la promoción de valores y comportamientos pacíficos y justos.

Si los ciudadanos queremos paz, debemos promoverla a través de la participación en la vida política y cívica, lo que incluye respetar las leyes, promover los valores morales, religiosos y éticos; votar en elecciones, y ejercer la libertad de expresión para abogar por la paz, pero también podemos resolver nuestros propios conflictos de manera pacífica, ya sea en el ámbito familiar, laboral o comunitario y en las calles. El diálogo y la empatía son herramientas importantes en este sentido.

Fomentar la paz implica promover la tolerancia y el respeto hacia las diferencias culturales, religiosas y étnicas, lo que implica evitar la discriminación y trabajar por la inclusión social. ¡¡¡Vayamos pues a recuperar la paz!!!




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