Diplomacia sin diplomacia

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Las relaciones diplomáticas se terminan cuando en lugar del uso de los buenos modos, se recurre al uso de calificativos y opiniones en los asuntos internos de otros países.

Nadie, por muy poderoso que se crea, tiene la facultad de quebrantar el estado de Derecho. La soberbia del Presidente de Ecuador es tanta, que haciendo justicia por propia mano, ordenó la violación a la embajada mexicana en su país y el maltrato al personal diplomático, pasando por encima del Derecho Internacional, con el pretexto de cumplir el derecho interno.

Bastaron unas cuantas acciones, declaraciones e intromisiones irreflexivas y desafortunadas de los mandatarios de ambos paises, para que, en perjuicio de los ciudadanos de aquí y de allá y de toda la región, se declaren rotas las relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, dos naciones entrañablemente unidas por la amistad.

Las relaciones diplomáticas se terminan cuando en lugar del uso de los buenos modos, se recurre al uso de calificativos y opiniones en los asuntos internos de otros países; cuando se recurre a la provocación y a la protección de los enemigos del estado, cuando se irrumpe contra los embajadores, cuando se rodea las sedes diplomáticas y cuando, como en el caso de Ecuador, se viola la soberanía de un país quebrantando la sede diplomática, en lugar de recurrir al diálogo y a la razón.

La diplomacia es un aspecto esencial de las relaciones internacionales, donde el objetivo principal es representar y proteger los intereses de un Estado o Nación ante otros Estados u organismos internacionales. Más allá de los intereses, ideas o ambiciones personales de los presidentes de las naciones deben estar los intereses, ideales y aspiraciones de los ciudadanos, fundamentalmente orientados a la paz.  ¡¡¡Algo falló en Ecuador!!!

La diplomacia se caracteriza por una serie de principios y prácticas que incluyen la negociación como herramienta principal, el mantenimiento de la paz como valor fundamental y el objetivo de construir una comunidad internacional basada en la cooperación y el desarrollo de los pueblos. El valor de la diplomacia ha sido reconocido como una exigencia por las naciones del mundo, tanto que a partir de la Segunda Guerra Mundial, se ha hecho un esfuerzo consciente para desarrollar una comunidad internacional que promueva interacciones y negociaciones pacíficas, y por ello se han creado organismos que permanentemente velan por ello, como lo son la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.

La diplomacia propicia el diálogo respetuoso y la interacción política, económica, comercial, social, científica, tecnológica, cultural, deportiva, etc; entre los países, y en tal virtud debe ser conducida con prudencia, y sin pasiones desbocadas y debemos destacar que los mexicanos hemos sido un baluarte de la diplomacia en America, fundados en nuestra “Doctrina Estrada” y en la ruta que dejó marcada el Presidente Benito Juárez, que fue por ello reconocido como “El Benemérito de las Américas”.

La violación a la sede diplomática mexicana en Ecuador es un grave acontecimiento que; debemos decirlo con prudencia, enfrenta a dos presidentes, pero no debe enfrentar a dos naciones. Ni la mayoría de los ecuatorianos ni la mayoría de los mexicanos deseamos este enfrentamiento que está mas allá de nuestros intereses vitales, y que tiene origen en un proceso judicial aparentemente despojado de cuestiones políticas en contra de Jorge Glas quien fuera Vicepresidente en un período gobernado por un régimen de izquierda, quien fue asilado en la embajada mexicana desde diciembre pasado sin existir causas que probaran su calidad de perseguido político.

Digámoslo así: la protección de la sede diplomática mexicana a un acusado por delitos del orden común generó la molestia del gobierno de Ecuador que no sólo negó el salvoconducto al acusado para que saliera de su territorio, sino que además mandó rodear la sede diplomática mexicana con policías y militares para asegurarse de que el perseguido no evadiera la acción de la justicia de ese pais, y ello provocó el malestar del Presidente mexicano, que en su mañanera lanzó algunos epítetos al Presidente Ecuatoriano, aludiendo a que el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio días antes de los comicios había influido en la tendencia de voto y afectó a la candidata progresista, que iba a la cabeza de las encuestas, en referencia a Luisa González, designada por el expresidente Rafael Correa.

Estas expresiones, calificadas por la propia canciller mexicana como “desafortunadas”, provocaron seguramente la ira del Presidente ecuatoriano, que en un acto vil, cobarde e irresponsable, quebantó la Convención de Viena y la Soberanía Mexicana en Ecuador, sometiendo el Derecho Internacional al Derecho interno, lo cual contraría las normas de conducta de los Estados en sus relaciones recíprocas.

No olvidemos que La inviolabilidad de las sedes diplomáticas es esencial para el funcionamiento efectivo de las relaciones internacionales, ya que proporciona un espacio seguro para la diplomacia, incluso en los momentos más difíciles. Sin embargo, este principio también puede generar desafíos y tensiones, especialmente cuando como en el caso, se intersecta con cuestiones de justicia penal y derechos humanos. La clave está en encontrar un equilibrio que respete tanto la soberanía del Estado receptor como los derechos individuales de protección y asilo, dentro del marco del derecho internacional. ¡¡Diálogo es la solución!!




Más noticias

Jaime Santoyo Castro
Jaime Santoyo Castro
Jaime Santoyo Castro
Jaime Santoyo Castro

Contenido Patrocinado