La impunidad, en pleno desarrollo

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

La impunidad pone en riesgo el estado de Derecho, la protección de los derechos humanos y la credibilidad y confianza en las autoridades.

Según Wikipedia, impunidad es una excepción de castigo o escape de la sanción que implica una falta o delito.

La impunidad tiene tres efectos letales para la seguridad y la justicia, toda vez que genera por un lado, la ausencia de sanción a quienes quebrantan la ley, por otro lado, conduce a la negación del derecho de la víctima a ser resarcida por los daños sufridos; de un tercer lado se muestra como una prueba de la ausencia del Estado, y se convierte en una causa para el incremento de la delincuencia.

Así, podemos decir que la impunidad pone en riesgo el estado de Derecho, la protección de los derechos humanos y la credibilidad y confianza en las autoridades.

Hay una perspectiva que sugiere que la falta de responsabilidad y rendición de cuentas en la sociedad puede tener sus raíces en la educación y los valores inculcados en el entorno familiar. Pudiera ser que quien escapa a un castigo, o elude su responsabilidad desde época temprana, tiende a desarrollar cierta habilidad o gusto para ir avanzando en pos de lograr sus objetivos aunque pase por sobre los demás; luego los vemos actuando en diversos ámbitos de la sociedad, no sólo en los grupos criminales, sino también en cargos públicos, sindicatos, dirigencias de partidos, en la iniciativa privada, en los deportes, etc;

En muchos casos, la formación y la educación en el hogar pueden influir en la forma en que las personas perciben la autoridad, la ética y la legalidad. Si los padres o cuidadores y en su caso los educadores y la autoridad a través del sistema educativo, no enfatizan la importancia de asumir responsabilidad por sus acciones y respetar las leyes y normas sociales, es posible que los niños y jóvenes crezcan con una actitud más indulgente hacia la impunidad. En la actualidad observamos políticas públicas con un enfoque más proteccionista en favor de los niños y jóvenes que rebasa la autoridad de padres y maestros y en cierto grado va en demérito de los propios niños y jóvenes, de la familia y de la sociedad, pues no cuida la línea entre lo privado y lo social, olvidando que cualquier ente social tiene responsabilidades frente a los demás.

Sin embargo, también es esencial recordar que la sociedad y otros factores también desempeñan un papel importante en la formación de las actitudes hacia la impunidad. Los sistemas legales, la educación formal, los medios de comunicación y otros elementos culturales pueden influir en cómo las personas entienden y responden a la justicia y la rendición de cuentas.

La impunidad puede ser estimulada por una serie de factores y circunstancias. Estos factores pueden variar según el contexto y la sociedad, pero algunos de los factores comunes que pueden contribuir a la impunidad incluyen principalmente a la corrupción, la falta de recursos adecuados en el sistema de justicia penal, la falta de educación y la conciencia de legalidad, la opacidad y falta de transparencia, la existencia de regulaciones o normas débiles, la influencia política, el miedo a las represalias, las ineficiencias o corrupción en el sistema penitenciario, etc. etc.

Para medir la trascendencia e importancia de la impunidad tan sólo hay que ver el número de hechos delictivos que se presentan en nuestro país y en nuestra entidad, y podemos darnos cuenta de que de cada cien delitos, sólo se castiga a tres delincuentes. Es decir,  el 97% no recibe castigo, y en tal virtud las víctimas no reciben justicia. Los que escapan a la acción de la justicia se burlan de ella y vuelven a delinquir y las víctimas sufren el menoscabo de su patrimonio, de sus derechos, de la vida y la integridad física de sus familiares.




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