El dilema de la jerezada

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

La semana anterior fueron suspendidos los festejos de carnaval, consistentes en la elección de la Reina y el desfile de Carnaval y dos eventos taurinos.

Jerez es un pueblo mágico, por su belleza arquitectónica conformada por el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, el jardín principal, la presidencia municipal, el edificio De la Torre, erigido para que fuera escuela de niñas; la Parroquia de la Inmaculada Concepción, la Casa del Banco, el Teatro Hinojosa, la casa museo Ramón López Velarde y el panteón de Dolores; y es además un orgullo para los zacatecanos y para los mexicanos por su recia identidad nacional y cultural, que ha dado a luz a poetas como Ramón López Velarde y Roberto Cabral del Hoyo, a pintores como Francisco de Santiago Silva, a músicos como Candelario Huizar, a estadistas como Francisco García Salinas, y a escultores como Arturo Pérez Torres.

Su gente ha dado muestras en territorio nacional y en el vecino país del norte de ser laboriosa, alegre, responsable y talentosa, y en condiciones siempre difíciles se ha abierto camino con una firme voluntad, con trabajo, y tesón en la academia, en la ganadería, en la agricultura, fruticultura y en el comercio, creando un amplio cúmulo de valores que inspiran a todo el país.

La semana anterior fueron suspendidos los festejos de carnaval, consistentes en la elección de la Reina y el desfile de Carnaval, y dos eventos taurinos, uno conocido como “la Jerezada”, similar al que se realiza en las Fiestas de San Fermín Pamplona y una corrida de Toros, festejos que resultaban muy atractivos para propios y extraños porque atraían a muchos visitantes, con la consecuente derrama económica.

Los festejos taurinos fueron cancelados por orden de un Juez Federal, como resultado de una demanda de amparo promovido por una Asociación Civil, en defensa de los animales.

Los demás eventos fueron suspendidos ante la incertidumbre de la gente de salir o no salir de sus casas y los reclamos de justicia por los hechos violentos, que han alterado la paz y la tranquilidad de la población, y la resistencia de comerciantes, artesanos, restauranteros, hoteleros, etc; porque indudablemente daña la economía de la región y contribuye a lesionar aún más la imagen de Jerez y de Zacatecas.

Incertidumbre que genera dilema. Si se realizan las fiestas, se incrementan los riesgos de violencia y omisión de delitos. Si se suspende, hay daños económicos y de imagen incalculables. Ahora la incertidumbre y el dilema se centran en preguntar: Habrá Feria de la Primavera?




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