¿Concentrar el poder o compartirlo?

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Concentrar el poder y compartir el poder son conceptos que tienen implicaciones políticas, económicas, sociales y organizativas.

El ejercicio del poder en el ámbito de la administración pública, representa todo un reto para quien lo asume por la enorme diversidad de problemas, rezagos, falta de recursos, demandas y exigencias sociales, que requieren para su adecuada atención un vasto conocimiento y desde luego, vocación para servir, de manera tal que el gobernante en turno pone en juego su experiencia, sensibilidad y confianza en un proyecto que le brinde la oportunidad de pasar a la historia y para ello le imprime su estilo personal, que está vinculado a su carácter, a su orgullo, a sus pasiones, a sus convicciones y hasta a sus caprichos.

En los diversos niveles de gobierno encontramos mandatarios que se enseñorean con el poder y no lo comparten, ni lo sueltan, ni se confían y al contrario hasta le disputan los espacios a otros ámbitos del poder para ampliar su señorío. Otros, al contrario, con una convicción más democrática, comparten, distribuyen, confían y algunos otros, sin ideas, débiles y sin convicciones, de plano lo entregan y lo ponen a disposición de otras personas, y éstas, sin tener que responder ante la población, se despachan y hacen de las suyas ante la indiferencia del titular que simplemente practica el dejar hacer, dejar pasar.

Nuestro sistema democrático impone prácticamente el poder compartido, ya que los gobernantes ejercen el poder en nombre de sus electores, pero además la división de las funciones del poder en ejecutivo, legislativo y judicial es un ejemplo de cómo el poder debe ser distribuido entre diferentes órganos para evitar su concentración excesiva, pero en cada ámbito del poder encontramos distintos estilos que reflejan la personalidad del mandatario en turno y cada quien jala la cobija para su lado. 

Concentrar el poder y compartir el poder son conceptos que tienen implicaciones políticas, económicas, sociales y organizativas, y lo que es más eficaz depende en gran medida del contexto específico y de los objetivos que se busquen. Veamos algunas ventajas y desventajas de ambos enfoques.

Ventajas de la concentración del poder:

  • Puede haber mayor eficiencia en la toma de decisiones, pues éstas pueden tomarse rápidamente sin tener que consultar o negociar con múltiples partes, y en los subordinados genera la certeza de quien manda, de manera que no tienen que voltear a ver a otros ni rendir culto ni pagar tributo a terceras personas.
  • Encontramos mayor consistencia y coherencia, ya que se da una visión unificada y clara sobre la dirección que debe tomar la nación o el estado.
  • Al tener un poder centralizado, hay más equilibrio y se reduce la posibilidad de conflictos internos.

Desventajas en la concentración del poder:

  • Se produce un alto riesgo de abuso de poder. Sin controles adecuados, una persona o grupo con mucho poder puede tomar decisiones que beneficien sus propios intereses en detrimento de otros.
  • Falta de diversidad en las perspectivas. Las decisiones tomadas pueden no considerar todas las perspectivas y necesidades.
  • Genera descontento, pues aquellos que se sienten sin voz o representación pueden volverse apáticos o rebelarse contra el poder centralizado.

Ventajas de compartir el poder:

  • Inclusión. Más personas o grupos tienen voz y voto en la toma de decisiones.
  • Diversidad de perspectivas. Puede llevar a decisiones más equilibradas y consideradas.
  • Distribución del riesgo. Si un líder o grupo toma una mala decisión, el impacto puede ser mitigado por las decisiones y acciones de otros.

Desventajas de compartir el poder:

  • La toma de decisiones es más lenta, pues hay que consultar y negociar.
  • Riesgo de parálisis. Si hay desacuerdo, puede ser difícil llegar a un consenso.
  • Puede generar conflictos. Diferentes partes pueden tener objetivos y visiones contrapuestas y no llegar a acuerdos.

En cualquiera de los modos, el gobernante debe ser justo y honesto, pues ese es el cometido que le da la sociedad.




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