

Saúl Monreal Ávila, docente de la Unidad Académica de Derecho de la UAZ.
En Zacatecas, como en todo el país, la fiscalización superior es un instrumento que garantiza la transparencia del gasto público y que, bien entendida, fortalece la legitimidad de los gobiernos locales.
Que tal amigas y amigos que nos leen en este espacio de opinión, les saluda con gusto su amigo, Saúl Monreal, en nuestro caminar político, siempre hemos sido partícipes de la transparencia y de que la gente debe saber, como, en qué y de qué manera se utilizan los recursos públicos, y es que la rendición de cuentas no es una formalidad burocrática, es la columna vertebral de la función pública municipal, estatal o federal; entregar las cuentas públicas en tiempo y forma, con claridad y precisión, significa dar certeza al ciudadano de que los recursos se ejercen con responsabilidad, con visión de servicio y con apego irrestricto a la ley.
En Zacatecas, como en todo el país, la fiscalización superior es un instrumento que garantiza la transparencia del gasto público y que, bien entendida, fortalece la legitimidad de los gobiernos locales.
Las cuentas públicas son el espejo de una administración. Ahí se refleja la disciplina financiera, la eficiencia en el gasto, la planeación del desarrollo y, sobre todo, la ética con la que se manejan los recursos que pertenecen al pueblo. Por ello, la revisión técnica de la Auditoría Superior del Estado y la aprobación de la Legislatura no deben verse como una carga, sino como un acto de responsabilidad republicana. Cumplir con la ley en este ámbito es respetar a la ciudadanía, es honrar el mandato conferido en las urnas.
Durante el periodo en que tuvimos el honor de servir como presidente municipal de Fresnillo, asumimos esa convicción con absoluta seriedad, en nuestras dos administraciones, las cuentas públicas se entregaron puntualmente, con pulcritud, sin observaciones y con el respaldo de una administración ordenada, ello fue posible gracias a la profesionalización del personal, al establecimiento de controles internos y a una política de transparencia activa que priorizó la claridad en el uso de cada peso.
Cuando un municipio omite presentar sus cuentas o incurre en irregularidades, no sólo enfrenta sanciones administrativas o financieras, pone en riesgo su credibilidad ante la sociedad. La opacidad deteriora la confianza y retrasa el desarrollo. En cambio, la transparencia abre puertas, facilita la gestión de recursos y consolida un vínculo de confianza entre gobierno y ciudadanía.
Por ello, es indispensable esta herramienta, no solo es un castigo o el auditar por consigna, es una forma de mejorar los procedimientos de la administración. Que los ayuntamientos de Zacatecas mantengan como prioridad la rendición de cuentas es el reflejo del trabajo gubernamental, no hay progreso duradero sin instituciones sólidas ni instituciones sólidas sin transparencia. La administración pública debe seguir el camino de la legalidad y la ética, porque sólo así se puede construir un servicio público digno, eficiente y honesto, a la altura de lo que el pueblo de Zacatecas merece.
Gracias por su atención, nos leemos la próxima semana.