
La creación de las bibliotecas públicas en el estado de Zacatecas ha ido avanzando poco a poco.
Es difícil creer que en 1983 el país contaba con sólo 351 bibliotecas públicas. En el estado de Zacatecas, por ejemplo, destacaba la histórica de Pinos, justo en el centro del municipio. Y en la propia capital zacatecana contábamos con la Biblioteca Elías Amador, fundada en 1831, a la par de la Universidad. Con todo, cuando el gobierno de Miguel de la Madrid crea el Programa Nacional de Bibliotecas Públicas, se propuso que para 1984 cada estado contara con su biblioteca pública estatal. Esto planteó un mejor panorama para Zacatecas, que hoy cuenta con 242 bibliotecas públicas a lo largo de 58 municipios.
En 1985 ya se habían fundado 20 bibliotecas: Cañitas, Río Grande, Villa Hidalgo, Fresnillo, Huanusco, Tepechitlán, Villanueva, Jerez, Tlaltenango, Miguel Auza, Trancoso, Teúl de González Ortega, Nochistlán, Sombrerete, Pánfilo Natera, Luis Moya, Concepción del Oro, Valparaíso, Tepetongo y Pozo de Gamboa (Pánuco).
Fue en 1986 cuando frente al Jardín Independencia, en el municipio Zacatecas, se funda la Biblioteca Pública Central Estatal “Mauricio Magdaleno”, sede de la Coordinación Estatal de Bibliotecas del estado.
En ese 1986 se abrieron otras 11 bibliotecas públicas en Jalpa, Juan Aldama, El Plateado, Florencia, Genaro Codina, Villa de Cos, Ojocaliente, Cuauhtémoc, Atolinga, Apulco y Crisóstomos (Loreto).
Al año siguiente, en 1987, se instalaron 26 bibliotecas: Villa García, Pánuco, Vetagrande, Noria de Ángeles, Momax, Tabasco, Susticacán, Enrique Estrada, Sain Alto, Moyahua, Melchor Ocampo, Mazapil, Juchipila, Villa González Ortega, Mezquital del Oro, Jiménez del Teul, Nieves, Monte Escobedo, El Salvador, García de la Cadena, Apozol, Chalchihuites, Tlachichila (Nochistlán), Los Márquez (Río Grande), El Cazadero (Sain Alto) y La Zacatecana (Guadalupe).
Ya teníamos, entonces, 58 bibliotecas, y en 1988 no se fundó biblioteca alguna. Fue en 1989, cuando fueron abiertas cinco en Santa María de la Paz, Ermita de Guadalupe (Jerez), Estancia de Ánimas (Villa González Ortega), Loreto (Río Grande) y Tacoaleche (Guadalupe).
Es decir: hasta antes de 1990 teníamos 63 bibliotecas públicas en el estado. En los siguientes ocho años se instalaron 141 bibliotecas públicas más: el período más fructífero en este rubro en el estado de Zacatecas, con los gobiernos estatales de Genaro Borrego, Pedro de León Sánchez y Arturo Romo; y los federales de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Hasta antes de septiembre de 1998, cuando asume la gubernatura Ricardo Monreal, había en Zacatecas 204 bibliotecas. Durante su mandato se abrieron 14 más.
En el sexenio de Amalia García se tramitó la fundación de 18 bibliotecas. En el período siguiente, encabezado por Miguel Alonso, se abrieron cuatro. Así llegamos a septiembre de 2016 con 240 bibliotecas públicas zacatecanas.
Cuando Alejandro Tello inició su quinquenio, el criterio de quien esto escribe (como Coordinador Estatal de Bibliotecas del estado) fue que no debían abrirse más bibliotecas, debido sobre todo a la falta de mantenimiento de las existentes. La prioridad era fortalecer a las que existen antes de pensar en nuevas, y así actué en consecuencia. Con todo, el 8 de agosto de 2019 visitó a Jerez la doctora Beatriz Gutiérrez Müller con un evento nacional de lectura, y quiso en esa jornada inaugurar allí la biblioteca pública “Fuensanta”, en la comunidad San Juan del Centro.
Esta inauguración motivó a vecinos de la comunidad Las Ánimas (Nochistlán) a retomar sus trámites, y así, el 28 de noviembre de 2019, inauguramos la “Eulalia Guzmán”, biblioteca número 242, la más joven del estado. Con esto, el gobierno de Tello quedó con dos bibliotecas nuevas en el registro de su gobierno de cinco años.
Estamos por llegar a seis años sin bibliotecas nuevas, y con presupuestos anuales menores a los 350 mil pesos al año para la Coordinación Estatal de Bibliotecas, que debe esforzarse más en el trabajo. Ahora las bibliotecas públicas zacatecanas están obligadas a transformarse para ser mejores educadoras en las comunidades rurales, y saber interactuar y competir con la tecnología sobre todo en los grandes poblados y ciudades.