El regreso de la derecha ahora en Chile

En varios países latinoamericanos, las ideologías políticas no están encontrando un camino asegurado; la política se está moviendo de un lado a otro según lo que la gente sienta y viva en el momento. En Chile, después del “boom de la izquierda” de 2019, que trajo grandes promesas de cambio con la llegada del gobierno de Gabriel Boric, este fin de semana se consumó el regreso de la derecha con el triunfo de José Antonio Kast sobre la candidata oficialista, Jeannette Jara. Muchos analistas observan lo acontecido como respuesta a una sociedad cada vez más crítica.

El gran problema del gobierno izquierdista de Boric fue que llegó con una ‘maleta’ llena de expectativas a soluciones rápidas en materia de pensiones, salud, economía y reformas constitucionales. No obstante, los dos rotundos rechazos a cambiar la Constitución no solo reflejaron una resistencia a los cambios profundos y rápidos, sino que canalizaron un sentimiento de incertidumbre. Este sentimiento abrió la puerta a políticos disidentes que hablaban de orden, estabilidad e ideas.

De igual manera, el gobierno saliente tuvo muchas dificultades políticas. Al no contar con mayorías claras y enfrentar un país dividido, fue abandonando a sus estructuras y algunas de sus ideas iniciales, lo que le costó críticas desde sus propios partidarios. Esto permitió que la derecha ganara terreno, no solo en lo político, sino, en temas que le preocupan mucho a la gente, como la seguridad pública y el costo de vida.

Por otro lado, la derecha chilena no es una sola línea. Si bien existe una corriente más tradicional y enfocada en la economía, la victoria se la llevó la corriente más dura, representada por el Partido Republicano de Kast. Esta corriente habla fuerte y claro sobre la delincuencia, la migración descontrolada y la falta de control del Estado (los puntos que más preocupaban a la ciudadanía).

Aun así, sería un error interpretar la victoria como un retroceso en las demandas sociales. Las personas siguen queriendo vivir mejor, llegar a fin de mes, sentirse seguras y tener oportunidades para sus hijos. Lo que cambió fueron las prioridades y las formas. La ciudadanía ha demostrado ser más crítica, valorando más los hechos sobre las palabras.

Más que otro triunfo de la derecha, lo que vive Chile es un momento de ajuste y aprendizaje, con un mensaje claro para toda América Latina. La ciudadanía está más atenta, participativa y desconfiada de las promesas exageradas y más exigente con quienes gobiernan. En este nuevo panorama, ninguna visión política tiene el camino asegurado en el mundo. Los escenarios políticos siguen moviéndose, ahora la ciudadanía exige a la clase política avanzar con mayor cuidado y con los pies bien puestos en la tierra.