

Rosa Icela, visitó Zacatecas en un día complicado. | Foto: Cortesía.
El Runrún de hoy, jueves 13 de noviembre del 2025.
La visita de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez a Zacatecas, debía ser un acto político relevante, ya que al encabezar la consulta presidencial sobre la reforma electoral, su tarea era reforzar el vínculo entre el gobierno federal y la ciudadanía.
Sin embargo, lo que debía ser una jornada de diálogo y participación terminó convertida en un retrato incómodo del desorden político que prevalece en el estado.
Mientras la número dos del país arribó para hablar de democracia y gobernanza, la capital fue colapsada por los normalistas de San Marcos, quienes mantienen un conflicto con la Secretaría de Educación. Las protestas, bloqueos y caos vial dejaron en evidencia la incapacidad del gobierno estatal para anticiparse y resolver una crisis que lleva días en desarrollo.
Más grave aún, la falta de oficio político de las autoridades permitió que el conflicto explotara justo durante la visita de una de las figuras más importantes del gabinete federal. El resultado fue un mensaje de que en Zacatecas, la gobernabilidad tambalea y los conflictos locales se administran sin oficio político, eso le quedó claro a la secretaria.
Rosa Icela Rodríguez no necesitó informes ni diagnósticos técnicos para constatarlo; bastó recorrer las calles paralizadas para entender que aquí, la política interna se le fue de las manos al gobierno estatal.
Crisis de credibilidad agrava el conflicto en San Marcos
El conflicto entre los normalistas de San Marcos y las autoridades educativas ha rebasado el ámbito académico para convertirse en un síntoma claro de la crisis de credibilidad que vive el gobierno estatal. Nadie parece tener el oficio político ni la autoridad moral para conducir el diálogo ni para poner límites a los excesos.
Mientras tanto, los zacatecanos, todos, sufren las consecuencias de una parálisis que colapsa carreteras, oficinas y la vida pública.
Resulta paradójico que en la actual administración la Escuela Normal haya recibido inversiones superiores a los cien millones de pesos en rehabilitación de baños, dormitorios, canchas, alberca y hasta el teatro, más recursos para su operación diaria pero no para becas.
Aun así, el descontento continúa, y los estudiantes deciden incluso a qué proveedores se contrata. Algo no está funcionando. La pregunta de fondo no es quién tiene la razón, sino quién tiene la confianza de la ciudadanía. Gobernar también implica hacerse respetar y saber comunicar; no basta con entregar dinero.

El DIF, otra muestra de falta de oficio político estatal
La exclusión del Sistema Municipal DIF de Zacatecas del encuentro estatal con la directora del Sistema Nacional DIF, María del Rocío García, es una nueva evidencia de la falta de oficio político que caracteriza a la actual administración estatal, más preocupada por cuidar sus alianzas y lealtades que por fortalecer la colaboración institucional.
Dejar fuera a la presidenta honorífica del DIF capitalino, Karla Estrada, y a la directora, Mitzia Peláez, en un evento que reunió a casi todos los municipios, excepto al de Zacatecas, equivale a ignorar el papel central de la capital en la política social del estado. No se trata de un simple olvido, ya que es una decisión que refleja un clima de exclusión y confrontación innecesaria con el ayuntamiento panista.
El gobierno estatal olvida que la coordinación entre niveles de gobierno es vital para que los apoyos sociales lleguen a quien más los necesita. Los programas del DIF no distinguen colores partidistas, y la ciudadanía tampoco debería pagar el precio de esas diferencias.
Si el propósito es construir un Zacatecas solidario, la madurez política debería imponerse sobre las rencillas. De lo contrario, el costo será la pérdida de confianza y eficacia institucional. Una más que se lleva la secretaria de gobernación en su visita a Zacatecas.

Runrunazos
Zacatecas vivirá un fin de semana cargado de inconformidad y protesta. Hoy, el magisterio retoma las calles con un reclamo histórico por la abrogación de la Ley del ISSSTE, símbolo de una deuda social nunca resuelta. A su vez, la generación Z está convocando a marchar, el sábado, por justicia y contra la corrupción que envuelve al poder político. Dos generaciones distintas, pero un mismo hartazgo.