Vecinos distintos

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Los mexicanos y estadounidenses somos vecinos distintos…

La relación entre vecinos genera una serie de acontecimientos que construyen buenas amistades, pero también provocan diferencias o indiferencias, encuentros y/o desencuentros.

Es todo un tratado de reciprocidad, al que hay que ponerle paciencia, prudencia, comprensión y apoyo, para sanjar las diferencias que surgen por los orígenes, ideas, aficiones, posiciones económicas, sociales, etc. que si no se afinan rompen la armonía y la buena vecindad, y se transforma en un ambiente insoportable. Eso mismo sucede en la relación entre países vecinos.

Los mexicanos y estadounidenses somos vecinos distintos; diferentes en raza, cultura, tradiciones, gustos y capitales y nuestra relación histórica es de altibajos; ni todo ha sido malo ni todo ha sido bueno. Cada quien actúa por los suyos. Nadie es culpable por cuidar sus intereses, pero sí es culpable el que los descuide, como fue Santa Ana por perder la mitad de nuestro territorio.

El apotegma de Juárez “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la conservación de la paz” es reflejo fiel de las aspiraciones mexicanas.

A nadie le gusta tener vecinos desordenados, destructivos, ruidosos, deshonestos, peligrosos, escandalosos, etc. y es por eso que estamos obligados a cuidar que la relación vecinal sea respetuosa y amigable.

A los mexicanos nos duele que Trump nos llame violadores, drogadictos, asesinos y corruptos; y nos lastiman no porque desconozcamos que existen quienes merecen esos calificativos, sino porque la mayoría no merecemos esos epítetos. También de aquel lado hay muchos cretinos, pero no por ello generalizamos.

Por lo anteriormente expuesto, la visita del Presidente López Obrador a Estados Unidos nos tenía preocupados, porque conocemos a Trump que es belicoso, tramposo, irrespetuoso y provocador, y temíamos que la reunión se descompusiera por alguno de sus desplantes o por un resbalón de nuestro Presidente.

Sin embargo, todo sucedió en un ámbito de respeto y cordialidad y eso nos alegra. AMLO actuó con escrupuloso cuidado, mostrando habilidades de verdadero estadista y diplomático, con lo que el alma nos volvió al cuerpo. Bien por él y por México. Ojalá y de esa manera reconduzca la nave que capitanea y propicie la unidad, la honestidad, transparencia y desarrollo. ¡Estamos en esa sintonía!




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