¿Solo espectadores?

Sigifredo Noriega Barceló.
Sigifredo Noriega Barceló.

El Domingo pasado celebramos el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). El lema para este año es provocativo: “No podemos callar lo que hemos visto y oído”. La intención es obvia: provocar la reflexión y el compromiso para salir de una fe cómoda que nos convierte en espectadores de/en la historia de la salvación. No … Leer más

El Domingo pasado celebramos el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND). El lema para este año es provocativo: “No podemos callar lo que hemos visto y oído”. La intención es obvia: provocar la reflexión y el compromiso para salir de una fe cómoda que nos convierte en espectadores de/en la historia de la salvación. No hay duda de que nuestro mundo secularizado necesita de testigos de la Luz y de la Palabra que no guarden para sí ‘lo que han visto y oído’.

El Papa Francisco, en su mensaje para este día, nos recuerda que “los primeros cristianos comenzaron su vida de fe en un ambiente hostil y complicado. Historias de postergaciones y encierros se cruzaban con resistencias internas y externas que parecían contradecir y hasta negar lo que habían visto y oído; pero eso… los impulsó a transformar todos los inconvenientes en una oportunidad para la misión. Los límites e impedimentos se volvieron también un lugar privilegiado para ungir todo y a todos con el Espíritu del Señor”.

Hoy toca a nosotros hacer lo mismo en estos tiempos complejos y difíciles… pero también de grandes oportunidades. La pandemia y sus secuelas existenciales, las pobrezas y desigualdades, las falsas seguridades y las violencias sin fin, las fragmentaciones y polarizaciones… necesitan de un Salvador. El desánimo, el desencanto, la amargura, el cansancio, la queja interminable… no pueden ser la última palabra. La Iglesia confiesa que solamente en Cristo podemos encontrar la liberación y la salvación. El bautizado no debería ‘callar lo que ha visto y oído’. Los campos y áreas de oportunidad están ahí y allá; sólo falta tener los ojos abiertos y ver con claridad.

En el Evangelio que leímos el domingo aparece un hombre que vio y creyó. Bartimeo nos sigue impresionando dos mil años después. Fue un discípulo que unió la capacidad de ver a la fe y todo cambió. Todos los detalles de la narración de Marcos tienen un significado, una lección de vida para el que quiera ver. No hay palabra, gesto y comportamiento indiferente en la narración. Es que todos los bartimeos de cualquier tiempo y condición podemos ocupar un lugar en el camino del seguimiento de Jesús; nadie debe quedarse al margen. Jesús sana y salva en cualquier circunstancia en que se encuentren los ciegos, cualquiera que sea su ceguera. Sólo basta la fe en Él, tirar la vieja túnica y subirse al camino.

El lema del DOMUND de este año es una invitación a hacernos cargo de la misión en tiempos de grandes desafíos. Dar a conocer a Jesús y nuestra fe en Él es la identidad y la misión de la Iglesia. Recordemos que nuestra vida de fe se debilita, pierde profecía y capacidad de asombro cuando nos encerramos en nosotros mismos… Demos gracias a Dios por las personas que con su testimonio de fe nos han acercado a Jesús y ayudado a ponernos de pie… y a ser sus discípulos, modelo siglo veintiuno.




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