Poder Legislativo importa Parte II
En la entrega anterior (parte I) mencioné la importancia del Poder Legislativo, por sus facultades y competencia en el ámbito de un régimen y sistema político del que es parte; su existencia y pertinencia política destacan por que es la institución que salvaguarda, que ningún poder este por encima de otro. Dentro de este quehacer, … Leer más
En la entrega anterior (parte I) mencioné la importancia del Poder Legislativo, por sus facultades y competencia en el ámbito de un régimen y sistema político del que es parte; su existencia y pertinencia política destacan por que es la institución que salvaguarda, que ningún poder este por encima de otro.
Dentro de este quehacer, hay otros rubros que, en los últimos años, conforme se ha dado la pluralidad política, se han integrado al ejercicio legislativo y lo han colocado en un proceso de modernización, que no está exento de fallas o errores.
La evolución del Poder Legislativo, como poder del Estado, no solo expresa mediante la mejora estructural de sus instalaciones, los ejemplos más notables es el nuevo espacio del Senado en la Ciudad de México, y el Congreso de Guanajuato, entre otros, pero esto es secundario, lo importante es mencionar como se ha fortalecido el trabajo y su estructura en una institución del Poder Público que estuvo en la historia resiente subordinada a otro poder.
Desde finales de los años noventa y a raíz de la alternancia y pluralidad política dos rubros se han destacado en el Poder Legislativo: la profesionalización de sus integrantes (cuerpos técnicos y jurídicos profesionales heterogéneos) y la creación de órganos internos de investigación (institutos, direcciones y unidades de investigación legislativa).
Por otro lado, se han emitido una serie de reformas jurídicas que impactan en la actividad y profesionalización legislativa. Una de estas reformas fue la que estableció la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios; en ella se estableció que toda iniciativa de reforma o de ley debe contar con estudio o dictamen de impacto presupuestario, esto es, tener el cálculo de cuánto va a costar (dentro del presupuesto de egresos) la implementación de la reforma o la nueva ley que se pueda crear.
A esta lógica responde el abultamiento de iniciativa que jamás salen de lo que comúnmente conocemos como congeladora. Esto es, cuando alguna iniciativa se encuentra en las siguientes hipótesis: inviabilidad jurídica, imposibilidad económica para su cumplimiento o bien la falta de consenso legislativo.
Nota. La modernización legislativa en nuestro país, adolece hasta ahora de la consolidación del servicio civil de carrera, lo que repercute siempre en la complicada armonía que deben tener entre la labor técnica y la prioridad política.