No abandonemos la escuela

Víctor Manuel Silva Galaviz.
Víctor Manuel Silva Galaviz.

Desde el anuncio de la suspensión de clases se ha reiterado de manera sistémica y mediática que no estamos de vacaciones, que la educación a distancia continúa. Si bien es cierto que las limitantes de la educación en línea depende de tres requisitos técnicos por parte del alumno, padre de familia y del docente: La … Leer más

Desde el anuncio de la suspensión de clases se ha reiterado de manera sistémica y mediática que no estamos de vacaciones, que la educación a distancia continúa.

Si bien es cierto que las limitantes de la educación en línea depende de tres requisitos técnicos por parte del alumno, padre de familia y del docente: La primera es que posea al menos un smartphone con una capacidad de memoria, así como actualizaciones básicas y funcionales.

Además, que esté en un lugar donde al menos haya señal 3G, y lo más importante, que tenga datos. Para ello es necesario pagar su mensualidad o estar en uno de los programas de apoyos que ofrecen las compañías de servicios telefónicos.

Por lo anterior, mucho se ha hablado y de la desigualdad, iniquidad y hasta exclusión educativa; así como que más de la mitad de los docentes no tenía ninguna experiencia educativa a distancia y ante este nuevo reto, su frustración es inexplicable para muchos.

Pero también falta decir que hay maestros que a partir del 20 de abril fueron casa por casa de sus alumnos a llevarles los libros de texto junto con guías y planes de trabajo para esta cuarentena. Que hay muchos docentes y directores que semana a semana exponen fuera de las aulas los trabajos a realizar en los libros de texto, así como el plan semanal.

Con recursos didácticos y económicos propios, dichos docentes buscan la manera de hacer guías de trabajo fáciles de entender y las reparten a los padres de familia de los estudiantes.

También hay alumnos que buscan dónde hay conectividad para asistir a sus clases virtuales o enterarse de lo que hay que hacer en la semana.

No ver estos esfuerzos que se realizan sería renunciar a nuestra capacidad de reconocimiento a los que sí lo intentan y significaría quedarnos en la fácil y vana crítica de lo que no se ha hecho.

Por ello es importante comprender que están cerrados los edificios y las aulas, pero no la voluntad de muchos por enseñar. Por lo que es casi una obligación crear conciencia en nuestros hijos para aprender y explicarles a todos los alumnos que no se estudia para aprobar el año, se estudia para ser mejores personas y ciudadanos.

Por todo lo anterior y mucho más con lo que somos y con lo que tenemos, saquemos adelante este ciclo escolar y no abandonemos la escuela.

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