
Historias de Lobos.
El hombre buscaba cualquier pretexto para no trabajar.
Una mujer de 60 años es víctima de robo y lesiones. Su hijo de 42 años y su pareja son los responsables. Esta historia narra cómo un hombre de esa edad, aun no puede ser independiente y su inmadurez lo lleva a poner en riesgo la integridad de su familia.
Yo fui la culpable de todo esto que sucede. Debí correrlo desde que ya era un hombre. Dejó de estudiar porque no le gustaba y se la pasaba toda la mañana dormido. Por la tarde se salía a ver a la novia. Yo le daba dinero para el camión. Pensaba que con eso él se iba a motivar y se pondría a trabajar. No fue así. Para cuando tenía como 28 años empezó a trabajar porque su papá falleció y yo no tenía trabajo.
Mis hijos que están en el otro lado me mandan dinero cada mes y con eso me alcanza muy bien para vivir. Mi hijo no duraba en los trabajos porque faltaba mucho por la tomadera. Siempre le gustó el futbol y cada partido era el pretexto para irse a tomar unas cervezas. En eso se le iba. Según trabajaba, el futbol, cervezas. Luego las novias. Y ahí ando yo dándole dinero para que fuera a verlas.
Un día se metió a trabajar en la política y anduvo en la campaña de un candidato de la presidencia. Consiguió un trabajo de chofer o eso me dijo y más o menos se estabilizó. Ahí conoció a una maestra y empezaron a ser novios.
Al principio si se veía que ya andaba agarrando carril. Como no tenía carrera ni nada cuando salió ese presidente lo corrieron y coincidió que a la novia le ofrecieron un trabajo en otra ciudad y se fue.
Para esa fecha, mi hijo ya tenía como unos 39 años. Vivía conmigo, pero no aportaba nada para los gastos. Cada que podía organizaba sus carnes asadas en mi casa y llenaba de gente ahí.
Cuando cambiaron a la muchacha dijo que él se quería ir con ella pero la muchacha le dijo que casados. Le organizamos la boda entre mis hijos y yo. Se fueron a vivir a Fresnillo. Rentaron una casa y mi hijo dijo que ahí se pondría a trabajar. Yo creo que eso nunca sucedió.
La muchacha tenía su sueldo de maestra y ella pagaba todo. Se embarazó, mi hijo me dijo un día que era un embarazo de alto riesgo y que ella tenía que estar casi en cama y que por eso él no podía ir a trabajar para cuidarla.
Todo eran mentiras. A mi nuera si se le quiso venir un día el chamaco porque mi hijo le contagió algo. Resultó que era un desobligado, mujeriego y además mantenido. Su matrimonio solo duró 2 años.
Mi nuera tuvo muchas complicaciones porque esa enfermedad que le contagió era muy fea. Los medicamentos ponían en riesgo al bebé y podía nacer o sordo o ciego o perder al bebé. Gracias a Dios nació bien, pero ella no aguantó mucho.
Trató de perdonar a mi hijo y rehacer su matrimonio pero no pudo. Yo no la culpo a ella, eso que mi hijo le hizo no es de hombres. Se divorció de él. Se regresaron y mi hijo vino a dar otra vez a mi casa. Uno de madre que hace no podía cerrarle las puertas. El esperaba que yo lo apoyara y que lo ayudara en todo. Lo único que podía hacer es darle techo.
Uno espera que los hijos hagan su vida bien y tengan su casa y su propia familia. Pero él ya hecho un hombre y ya cuarentón. Parecía que había regresado a sus veinte años.
Vivía tan “campechanamente” llegaba abría el refrigerador y me reclamaba si no había leche. Se sentaba a la mesa a esperar que le hiciera de almorzar. Él se seguía haciendo la víctima por lo de su divorcio y porque no lo dejaban ver a su hija.
Ese es su pretexto hasta ahora para no trabajar. Mi error dejarlo que volviera a la casa. Lo he corrido de aquí muchas veces pero me dice que se va a esperar a que me muera para quedarse con la casa.
Cada día fue empeorando su trato hacía mí. Cuando su hermano el más chico se casó y se fue de la casa. Las cosas se salieron de control totalmente. Me empezó a hablar a gritos y a reclamarme que yo quería más a sus hermanos. Todos tienen un trabajo formal. Mantienen a sus familias, me ayudan y nunca me dan problemas. Este agarra la casa de cantina. Hasta que un día le corrí a sus amistades con la policía. Con eso del internet se la pasaba “platicando” con mujeres hasta muy noche.
Se ponía a ver sus cosas muy feas de pornografía y no tiene ningún respeto para conmigo porque no le baja el volumen. Se duerme encuerado y hacía cosas que no son de respeto para una madre. Aunque le dijera a él le valía y lo seguía haciendo. Me llegó a correr y me decía que me fuera a vivir a otro lado si no me gustaba.
Siempre me estaba diciendo que esa era su casa porque es el mayor y que mejor ya me muriera para que lo dejara en paz. Cuando invitaba a sus amistades daba otra cara. Se hacía el que me trataba muy bien y me decía viejita linda y cosas así. Puras mentiras.
Conoció a una mujer. No sé en dónde ni nada de ella. La empezó a llevar a mi casa. La metía ahí y hasta se quedaba con él en las noches. Cuando veía que estaba ahí mejor me salía porque no lo podía soportar. Les hablé a mis otros hijos para decirles lo que estaba pasando. Lo enfrenté y le dije que por la buena no anduviera metiendo a esa mujerzuela en mi casa porque la iba a sacar con la policía.
Me dijo que mejor me largara yo. Un día de plano le dije a la mujer esa que no anduviera yendo a mi casa porque no era bienvenida. Ni siquiera me hizo caso. Como yo me salía de mi casa porque se ponían a tomar y hacer sus “cochinadas” un día que regresé me voy dando cuenta de me habían “hurgoneado” mis cajones de mi ropero y me puse a revisar y me di cuenta de que faltaban muchas de mis joyas que me había ido haciendo toda la vida.
De mis cositas de oro que me había regalado mi esposo. De las joyas que me heredó mi mamá y que habían sido de mi abuelita. No era mucho, pero era todo lo que tenía. Me fijé bien y un cajón que tenía con llave y que ahí guardó los papeles de la casa y de un terreno que es para todos mis hijos, se veía que lo habían querido abrir a fuerzas.
No encontraron otra cajita que tenía más escondida y por eso esas joyas no las agarraron. También tenía 1000 dólares que estaba guardando de lo que mandaban mis hijos. Sentí como si me pegaran un golpe en los sentidos. Me fui a buscarlo a su cuarto. Estaba totalmente perdido de borracho. Lo desperté y le dije lo que había pasado y que no estaban mis joyas. Se levantó como pudo y dijo muchas groserías y me estaba insultando muy feo.
Le dije que si estaba defendiendo a esa mujer y me dijo que yo era capaz de inventar todo eso. Nunca me imaginé que fuera capaz de pegarme. Me agarró de mis brazos, me estrujó muy feo y me aventó contra el piso.
Me pegué con la cama y con una silla que estaba ahí. Se me rompió un brazo. No me dolía eso. Me dolía todo lo que me dijo y me ofendió, me dolió que hubiera defendido a esa mujer.
Mis hijos los denunciaron. Yo no quería que a mi hijo lo metieran a la cárcel y yo mejor decía que me caí. A la vieja si la agarraron porque fue a vender mis joyas. Lo bueno es que se pudieron recuperar casi todas.
De mi hijo no quiero volver a saber nada. Me ha pedido perdón de rodillas, ya lo perdoné. Pero no quiero volverlo a ver. Mi nuera me trae a mi nietecita y eso me sirve mucho para estar mejor.