Con… Ciencia. Vocablos de la pobreza… (II)

Es necesario prestar mucha atención a nuestras palabras. Una palabra es un pensamiento expresado verbalmente.

La carencia y la pobreza son parte de nuestras conversaciones. Existen expresiones que debemos eliminar de nuestro vocabulario, esto debido a que, sin percatarnos, de manera inconsciente nos estamos programando en sentido contrario a nuestros deseos. Debemos de eliminar o sustituir expresiones, palabras o frases que nos impidan hacer conexión con nuestros verdaderos deseos.

Es necesario prestar mucha atención a nuestras palabras. Una palabra es un pensamiento expresado verbalmente. Un pensamiento es una palabra silenciosa. Nuestras palabras son poder, energía creadora, crean ideas, construyen sensaciones; lo que escuchamos puede determinar lo que sentimos, las palabras crean cuadros mentales.

  1. Voy a tratar. Al usar esta frase, ocurre que “tratar” no funciona para enfrentar una realidad, dado que se coloca en el terreno de la duda interna la posibilidad de alcanzar lo que se desea. Tratar significa intentar, pero intentar no equivale a hacerlo. Es una gran verdad que el mundo está repleto de tratadistas; lo que se necesita con urgencia son personas que hagan, que actúen, que llevan a cabo lo que dicen. Es urgente que las personas aprendan a cambiar el “voy a tratar” por “lo haré” y si no se quiere hacer, tan sencillo como expresar “no lo haré”. Cada vez que se menciona “voy a tratar” es como una especie de negociación para intentar hacer algo que tal vez un día se logre. No negociemos con nuestra mente, preferible acostumbrarla a tomar decisiones claras y precisas de manera que nuestro subconsciente respete nuestra decisión.
  2. Vale la pena. Aunque de uso frecuente, esta expresión debe ser altamente restrictiva ya que mencionar “vale la pena” equivale a decir que “la pena tiene valor” y pena significa “dolor, tristeza, angustia”. En sustitución de “vale la pena”, es mucho mejor mencionar “¡vale el esfuerzo!”, “¡vale la alegría!”, “¡vale hacerlo realidad!”, “¡vale la satisfacción!”.

Utilizar este tipo de expresiones limita a una persona emprendedora, dado que tener la visión de crecimiento desde una perspectiva de restricción y de carencia evita inconscientemente el desarrollo del potencial, que es donde precisamente se ubican las oportunidades para el logro del gran futuro que se intenta construir.

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