Con… Ciencia. Últimas palabras… (I)

De esta manera se despidieron del mundo algunos importantes personajes históricos.

Ante la eminente muerte, todas las personas tienen algo que decir y las últimas palabras bien pueden ser un reflejo de la personalidad. De esta manera se despidieron del mundo algunos importantes personajes históricos.

“Critón le debemos un gallo a Asclepio. No olvides pagárselo”.

El famoso filósofo Sócrates fue condenado a suicidarse con cicuta, cumplió de manera firme su sentencia. Mientras el veneno hacia efecto, en sus últimos momentos de vida se acordó de que tenía pendiente el sacrifico de un gallo al dios griego de la medicina Asclepio; y le encargó esta tarea a su amigo Critón. Con esta última afirmación, lo que Sócrates intentó demostrar fue que eran falsas las acusaciones de ateísmo por las cuales fue condenado.

“Al más fuerte”.

Los generales de Alejandro Magno le preguntaron en su lecho de muerte a quién dejaba su vasto imperio. La historia dice que su respuesta fue “al más fuerte” (krat´eroi en griego), pero es muy probable que se estuviera refiriendo a Crátero uno de sus generales que no estaba presente y su nombre se pronunciaba de manera muy similar (Krater´oi). Pudo haber ocurrido que los generales querían escuchar lo que les convenía; como resultado a la muerte de Alejandro Magno se desató una guerra de todos contra todos que ocasionó la desintegración del gran imperio romano.

“¿Tú también Bruto?”

La historia registra varias versiones para las últimas palabras de Julio César, pero todas coinciden que se refirió a Bruto, uno de sus asesinos. Se debe a Shakespeare la famosa frase “¿Et tu, Brute?” (“¿Tú también Bruto?”), sin embargo, para el historiador Suetonio, Julio César pronunció en griego “Kai su teknon” (¿Tú también hijo?). Todo esto debe tomarse en sentido figurado, ya que al parecer Bruto formaba parte de las personas predilectas y de gran aprecio por parte de Julio César.

“No hay nada correcto en lo que vas a caer soldado, pero mátame con corrección”

Tulio Cicerón fue uno de los políticos más famosos en los tiempos del final de la República, es reconocido como uno de los mejores oradores de la antigua Roma. Muy cara le costó su oposición a Marco Antonio quien envió un soldado para matarlo; con su habitual dignidad Tulio Cicerón afrontó la muerte, aunque la creyera injusta se resignó a su destino.

“La comedia ha terminado ¡Aplaudid!”

Al primer emperador romano Augusto, se le atribuye con frecuencia la frase: “Encontré una Roma hecha de ladrillo y os la dejo de mármol”, con esto se refería a las grandes construcciones que se hicieron durante su gobierno. Pero resulta que para el historiador Suetonio en su lecho de muerte las últimas palabras de Augusto fueron “La comedia ha terminado ¡Aplaudid!”; ambas versiones son apropiadas para un personaje que dedicó 60 años como emperador romano.

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