Con . . . Ciencia. Crucifixión

El castigo de la crucifixión se originó en el siglo VI A. C., fue usado sistemáticamente por los persas.

De las tres maneras más brutales de ejecutar a alguien en la antigüedad la crucifixión se consideraba la peor, le seguían la cremación y la decapitación.

Crucificar a un ser humano significaba una combinación de espectáculo y crueldad absoluta que buscaba infundir el mayor miedo y terror entre la población; en muchos casos la muerte del ejecutado se producía días después de estar colgado en la cruz, ante la mirada atónita de los transeúntes; el cuerpo del crucificado experimentaba asfixia, pérdida de sangre, deshidratación, fallas de múltiples órganos, entre otros tantos problemas.

El castigo de la crucifixión se originó en el siglo VI A. C., fue usado sistemáticamente por los persas, la información que se dispone se encuentra en muros de palacios que muestran batallas, conquistas y la manera en como ajusticiaban a los prisioneros mediante la técnica de empalamiento (la víctima es atravesada por una estaca por el recto, por la vagina, por la boca o por cualquier parte del cuerpo), uno de esos relieves nuestra a prisioneros colgados en postes, con el poste incrustado atravesando sus costillas; el propósito de este castigo insoportable era el de resaltar la crueldad y el martirio que les esperaba a los rebeldes y prisioneros.

Cuando Alejandro Magno y sus tropas sitiaron la ciudad de Tiro (hoy Líbano) ese lugar era más que inexpugnable, pero cuando al fin los soldados romanos lograron ingresar y vencer, crucificaron alrededor de dos mil habitantes de esa ciudad en represalia al tiempo de resistencia. La crucifixión fue empleada por las legiones romanas, en cualquier lugar de su conquista se encargaron de perfeccionar la técnica, incluso en algunos lugares donde la implementaron, la gente local la adoptó.

Al condenado a la crucifixión se le obligada a cargar el tronco horizontal de la cruz hasta llegar al lugar de la ejecución; si no estaba desnudo, se le quitaba toda la ropa y se le obligaba a recostarse sobre su espalda con los brazos extendidos en la cruz. Le amarraban los brazos a la viga o le atravesaban clavos en las muñecas, no tanto en las palmas de las manos debido a que algunas veces no soportaban el peso del cuerpo, se desgarraban y se soltaban. Los pies se podían amarrar o clavar al poste vertical, ya fuese con dos clavos uno para cada pie,o con un solo clavo se atravesaba los huesos metatarsianos de ambos pies, mientras las rocillas quedaban flexionadas.

El crucificado tenía que hacer fuerza sobre esos clavos enterrados en sus pies para poder incorporarse y respirar; sufría una pérdida del volumen sanguíneo, deshidratación e insuficiencia respiratoria. La crueldad de la crucifixión se ponía de manifiesto cuando muchos ajusticiados tardaban días en fallecer, aunque también otros morían en cuestión de pocas horas.

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