Con . . . Ciencia. Apellidos

En la actualidad en todo el mundo existe polémica y controversias acerca del uso del apellido.

Los nombres y apellidos nos sirven para identificarnos y establecer diferencias con el resto de las personas. Sin embargo, hubo un tiempo en que los apellidos no existían y únicamente era suficiente con tener un nombre.

En los inicios de nuestra civilización, los seres humanos vivían en pequeñas aldeas con escaza cantidad de pobladores, por lo que se conocían unos con otros y era suficiente con el nombre para identificar a las personas.

Fue a partir de la Edad Media, cuando comenzaron a formarse ciudades y feudos con mucho mayor población, que fue necesario establecer otro mecanismo, además del nombre, para diferenciar a las personas y a partir de ese momento aparecieron los apellidos. De manera que el solo nombre fue insuficiente y se comenzó a agregar en los documentos de identificación alguna peculiaridad distintiva para diferenciar a las personas.

De inicio una manera para solucionar esto, fue la de agregar el oficio de las personas: Juan Carpintero, José Herrero, Manuel Alfarero; Luis Pastor. El lugar de procedencia también fue una buena fórmula para distinguir a las personas: María Madrid, Socorro Toledo, Fernanda Sevilla, Rosa Segovia. Inclusive las características físicas de la persona también se utilizaron: Nora Rubio, Miguel Dorado, Catalina Moreno, Ricardo Delgado.

En España a partir del siglo XIII, el recurso más empleado fue el de asignar un nombre seguido del paterno agregándole el sufijo “ez”: José Fernández (hijo de Fernando), Saúl Rodríguez (hijo de Rodrigo), Lidia Martínez (hija de Martín), Ana Ramírez (hija de Ramiro).

En la actualidad en todo el mundo existe polémica y controversias acerca del uso del apellido: ¿Los dos apellidos o sólo uno?, ¿El de mamá o el de papá?, ¿Y el orden?, ¿Y si no se usa ninguno?, ¿Conjugarlos?, son varias las opciones y no existe un consenso acerca de cómo debe de ser el orden al momento de formar el nombre de una persona, de hecho, las diferencias llegan al grado de que son muchos los países que no tienen ningún tipo de legislación relacionada con la manera de asignar un orden o no de los apellidos al momento del registro de un recién nacido.

En Alemania, una ley de 1993 determina que los padres elijan sólo un apellido para sus hijos, ya que no es permitido los apellidos dobles. En Japón el apellido se coloca primero que el nombre y se da por hecho que al casarse la mujer pierde su apellido y por tanto sus hijos en automático tendrán el apellido del padre.

En la República Checa se agrega ova si es niño y oka si es niña al nombre del padre, y así queda formado el apellido. En algunos lugares de África, el apellido de un recién nacido no es otro que el nombre del día que nacen.

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