Linchamientos mediáticos

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Linchar, aunque sea mediáticamente, es quebrantar el Estado de Derecho.

Un linchamiento es un acto ilícito originado por la desconfianza de la sociedad en las autoridades y en las instituciones, con mayor énfasis en un periodo de inseguridad, de impunidad y de incapacidad de las instancias de gobierno para generar condiciones que permitan la convivencia pacífica.

El hartazgo e impotencia de la sociedad ante una realidad que lastima y daña, propicia la incursión en acciones violentas en contra de aquellos que consideran o suponen, cometen delitos o atentan en su contra o de la comunidad a la que pertenecen. Tomar la justicia en propia mano.

Un linchamiento constituye un acto de desprecio y descalificación hacia las autoridades y la vigencia del Estado de Derecho. Es muestra de la falta de capacidades del Estado, para mantener el monopolio legítimo del uso de la fuerza y el control sobre el territorio, para garantizar la aplicación de la ley y la seguridad de la población, que son síntomas de una crisis de autoridad e institucionalidad. Es decir; puede tener un origen sociológico, pero también puede producirse por motivos religiosos, racistas o políticos. Se atenta contra la integridad corporal, la vida o el prestigio de las personas.

Nadie, bajo ningún supuesto, debe legitimar la violencia ejercida de este modo, ni asumirla como forma de protección personal y colectiva, y mucho menos, como medio para publicitar castigo a presuntos delincuentes.

En los últimos días hemos visto al presidente de la República disfrutando al propiciar el linchamiento de diversos actores de la vida política nacional, al exponer en sus mañaneras cuestiones que deben tratarse en la Fiscalía y en los Tribunales, con el beneplácito del presuntamente autónomo fiscal y del independiente Poder Judicial de la Federación.

El presidente acusa, incita, induce al linchamiento mediático; acusa, juzga y condena, asumiendo el papel de supremo gobierno. Pareciera que cumple un anhelado sueño de convertirse en justiciero para combatir los males de la nación; como si eso fuera gobernar y deja de un lado todos los añejos problemas nacionales, más los que se van acumulando.

Linchar, aunque sea mediáticamente, es quebrantar el Estado de Derecho, y cuidado, porque se revierte. Ahí están las redes sociales muy activas y sin control. Si se quiere hacer justicia, hay que procesar a los delincuentes, no exhibirlos como animales de circo.

*[email protected]




Más noticias


Contenido Patrocinado