El recreo: Lo que es excepción

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Primero un diputado local y luego un Presidente Municipal pusieron en evidencia la desconexión entre la clase política y la realidad zacatecana. La estafa legislativa ha desnudado la descomposición del poder legislativo incubada hace décadas, que sigue profundizándose mientras que cada vez que sale a la luz pública un episodio de corrupción mayúscula, ningún político … Leer más

Primero un diputado local y luego un Presidente Municipal pusieron en evidencia la desconexión entre la clase política y la realidad zacatecana. La estafa legislativa ha desnudado la descomposición del poder legislativo incubada hace décadas, que sigue profundizándose mientras que cada vez que sale a la luz pública un episodio de corrupción mayúscula, ningún político usa la tribuna parlamentaria o mediática para sumarse a la exigencia de investigar, castigar y prevenir.

El presidente de municipal de Cuauhtémoc, Zacatecas, alcanza notoriedad nacional porque su reacción responsable ante el impactante suceso criminal con cadáveres pendientes de un transitado puente, acudió al lugar de los hechos, recorrió territorio orientando y utilizó las redes para enviar mensajes de orientación a sus gobernados.

Ernesto González Romo, diputado local, y Francisco Arcos Ruiz (Pancho Donas), Presidente Municipal, hicieron algo que debiera ser ordinario y no extraordinario, la regla y no la excepción, sin embargo, ha sido tan generalizada la táctica de declarar obviedades, frivolidades y posturas oportunistas de parte de los quienes tienen responsabilidades públicas voluntariamente asumidas, que hemos normalizado la banalidad de las fotos con viejitos, tapando baches, felicitando hazañas deportivas o encomiendo la sazón de tacos y gorditas.

La cobertura mediática tradicional parece resignada a que los políticos escojan el tema y el tono cuando asisten a ruedas de prensa, dónde además del asunto convocante, hay en el ambiente social temas “calientes” de gran repercusión social, les sale barato a los políticos no comprometerse con una posición concreta sobre un asunto concreto en una situación concreta de incuestionable interés público, todo ello acentúa la cultura de la evasión de la responsabilidad de la clase política.

Si arriba se voltean, abajo también

La estrategia de esperar a que “se calmen las aguas” ha dominado la conducta gubernamental en lo referente a la inseguridad, muchos acontecimientos traumáticos no merecieron una declaración pública del gobernante en turno, cuando ha habido secuestrados hacinados en bodegas, enfrentamientos de gran envergadura, carreras de caballos que congregan a capos apostadores o caravanas de camionetas con hombres armados mostrando armas de alto poder, el silencio de la clase política confirma la indefensión colectiva.

Todo eso propicia que policías honestos, pero no suicidas, opten por no reportar lo que detectan, agentes del ministerio público conscientes del desamparo institucionalizado, si pueden, dicen que no es de su competencia la denuncia y que la información que de todos modos llega a los altos niveles de la autoridad sirva para pláticas “aquí entre nos” y no para nutrir una política contra la delincuencia.

Tan negligentes han sido los actores políticos, que no se han interesado en conocer los contornos de la inseguridad, sus múltiples causas y variados cauces, todos los males lo encarnan con el “puerquito” en turno que llamamos Secretario de Seguridad Pública, que en la medida que persiste el drama tiene cada vez más breve su vida útil, será luego remplazado para el deshago momentáneo de la tensión pública, como una vez más acaba de suceder.

Que cada quien haga lo que le toque

En el caso de la corrupción adherida a las instituciones locales sucede exactamente lo mismo, se detectan desviaciones de dinero público, descarrilan proyectos, se enumeran anomalías cotidianas como asignaciones fraudulentas de contratos, aviadurías, derroche de viáticos. Todo queda en “quemón” mediático de efectos temporales.

La corrupción que enfrenta Zacatecas es posible por vacíos legales o normas inadecuadas, por desacatos impunes y acciones y omisiones toleradas ¿No es elocuente mensaje el silencio de 29 compañeros de la legislatura respecto a lo denunciado por González Romo? ¿Ninguno comparte la indignación que la denuncia suscita en la población como para demandar la aclaración del caso?¿Todos están de acuerdo en condenar al compañero por bocón? ¿Disponen de información para asegurar que no es fundada la denuncia y no salen en defensa de la verdad, de la respetabilidad del poder legislativo y de la honra de los señalados, algunos de los cuales forman parte de la actual legislatura?

Su silencio también habla

En la vida pública una cosa es hablar con mesura y otra es guardar silencio cómplice, una cosa es no prejuzgar y otra no demandar la verdad.
¿Nada tiene que decir la Auditoría Superior del Estado en defensa de los balconeados? Sin duda Raúl Brito sabe cosas que la ciudadanía no sabe y tiene derecho a saber.

¿Ninguna institución local competente investiga de oficio por estar implicados recursos públicos?

Para superar el atraso, lo hoy excepcional debe convertirse en regla. Debemos avergonzarnos de que cumplir el deber sea extraordinario. Las sociedades dónde la honestidad es la regla de conducta no les admira que un taxista localice el domicilio de un pasajero descuidado para devolverle su cartera.
Nos encontramos el jueves en Recreo




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