Oportunidad única

Comenzaron las campañas políticas rumbo a las elecciones del próximo mes de junio. Y con ellas todos los mexicanos, otra vez, seremos destino de sobreabundantes mensajes en los medios y en las redes emitidos por un montón de hermanas de la caridad y héroes miembros del Salón de la Justicia. También seremos testigos de campañas más negras que sus conciencias pero, diría el ladrón chilango promedio: “ya se la saben”.

Déjeme decirle que yo quiero poner mi granito de arena para sacar del poder a este mal gobierno que ya me tiene, al igual que a usted, hasta la madre -a ver si la editorial me publica esto tal cual, en mi favor argumentaré que, salvando las distancias, Joaquín López Dóriga lo dijo al aire en Radio Fórmula en días pasados-.

He visto publicado por varios de mis contactos en redes sociales un mensaje que dice más o menos esto, con respecto a la candidata de la oposición: “Xóchitl no representa el 100% de lo que yo quiero pero Claudia sí representa el 100% de lo que yo no quiero”. Y esto, claro, constituyéndose en una invitación a votar no por la mejor opción, sino por la menos mala. Sé que no es lo ideal pero, si usted que me hace el favor de leerme es más o menos contemporáneo a mí, coincidirá conmigo en que siempre, desde que tenemos memoria, hemos acudido a las urnas para votar no por el mejor, sino por el menos malo. Y si por ahí me lee algún incauto de los que apenas comienza a votar creyendo en el ideal democrático de hacer de este un mejor país yo le diré: “lucha por tu ideal y ojalá que tu deseo algún día se cumpla, pero hoy, por el bien de tu país, vota por el menos malo”.

No pretendo analizar aquí si Xóchitl Gálvez es buena o mala, pero sí escribo esto con vehemencia hacia usted para que, por favor, considere que es la única opción viable con que contamos para terminar con lo que yo creo que ha sido el peor gobierno que ha tenido México en su historia.

Al igual que muchos mexicanos sensatos yo estoy cansado de tener que lidiar con una pandilla de incompetentes, resentidos y corruptos que nos hicieron perder seis años del progreso que, si bien no venía siendo extraordinario, por lo menos se sentía en la calle y en el bolsillo.

Nos encontramos en 2024 frente a una oportunidad única de cambiar el destino catastrófico que esta camarilla le ha venido trazando a un México que no se lo merece, con su agenda de odio, división y retroceso disfrazados de mesianismo. Por favor, se lo suplico, no la desperdicie. O dígame: ¿no le gustaría volver a salir a la calle o a la carretera sintiéndose seguro?

[email protected]