Fragilidad Creciente

La ingobernabildad en Zacatecas tiene años en gestación, hay signos inquietantes que anticipan exacerbación de conflictos que amenazan con salirse de control, Peñasquito y Milpillas son los más publicitados pero existen otros que requieren atención de una diversidad de actores, la vida institucional del Congreso local se caracteriza por la parálisis, la delincuencia mantiene la … Leer más

La ingobernabildad en Zacatecas tiene años en gestación, hay signos inquietantes que anticipan exacerbación de conflictos que amenazan con salirse de control, Peñasquito y Milpillas son los más publicitados pero existen otros que requieren atención de una diversidad de actores, la vida institucional del Congreso local se caracteriza por la parálisis, la delincuencia mantiene la iniciativa de la que se hizo hace más de una década, todo esto inmerso en un cambio de régimen que desacomoda el orden previamente establecido y que como todos los cambios reales, genera nuevos acomodos y nuevas incomodidades.

Ni cuando hay estabilidad cabe atenerse a que “echando a perder se aprende” pero en tiempos como los actuales, al frente de las responsabilidades públicas no deben estar los viejos que nunca aprenden ni los jóvenes a los que les falta tiempo para dominar el oficio de la política. Zacatecas está pagando el precio de menospreciar la experiencia en lo técnico y en lo político.

Las situaciones de ingobernabilidad no son iguales unas a otras, en la de desaparecida Yugoeslavia, al morir el Mariscal Tito se hundió en la guerra que la desintegró. Lo que no sucedió en Cuba cuando muere Fidel, Hay situaciones de ingobernabilidad originadas en insatisfacciones populares (falta de tierra, de empleo, de condiciones de vida decorosos) , hay otras, que se incuban lentamente como la que se asoma en Zacatecas que proviene de la corta visión de la clase gobernante que confunde gobernar con controlar reparte responsabilidades al grito de “Adepto aunque sea inepto”.

 

La historia enseña

Cuando un Presidente de la República, gobernador o Presidente municipal toleran interferencia de antecesores al margen de su voluntad, están cediendo gobernabilidad. Recuerdo que en los inicios del gobierno de Cervantes Corona, un admirado maestro mío estuvo unas cuantas horas en un encargo federal modesto porque fue nombrado sin pedir el visto bueno del entonces gobernador, el único pecado de mi maestro fue su destacado rol en el Gobierno del General Pámanes Escobedo.

En los inicios del Gobierno de Ricardo Monreal recuerdo que Pedro Eliel Carmona, el temible jefe policíaco del gobierno precedente, tuvo la osadía de desplazarse ostensiblemente armado por la ciudad de Zacatecas, el entonces gobernador rápidamente mando un grupo de policías para “persuadirlo” enérgicamente de nunca más alardear de poder sin ya tenerlo.
Un requisito de gobernabilidad se sostiene en el principio de que el poder no se comparte.

Tuvimos tres presidentes de la República consecutivos que tuvieron el gobierno pero no tuvieron el poder y que el pueblo se mofaba de los que aceptaban su condición de títeres institucionalizados con la frase “Aquí vive el presidente y el que manda vive enfrente” situación a la que le puso fin el General Cárdenas al exiliar al “Jefe Máximo.

 

Plutarcos y Plutarquitos

Zacatecas tiene regidores, presidente municipales , diputados, funcionarios estatales y federales a los que les queda grande la institucionalidad plasmada en leyes y reglamentos, no les incomoda que se les perciba títeres de “plutarquitos” que cumplen directrices que desentonan con el interés general, son virus de la ingobernabilidad gradualizada.

Abundan ejemplos de la modalidad de corrupción de ocupantes de cargos federales, estatales y federales que en su empeño por un cargo futuro hacen mal su tarea en el presente al destinar tiempo, recursos humanos, materiales y financieros públicos a promover su aspiración. El daño al interés general que eso provoca no se atenúa con las fachadas a cargo de prensa chayoteada.

No es que sea ilegítimo aspirar a un cargo desde un cargo, si lo hicieran dando lo mejor de sí mismos en la tarea encomendada y no desviando recursos, no provocarían los vientos políticos huracanados que en estos momentos abonan a la ingobernable,
Un atenuante de la ingobernabilidad se debe a las remesas y a los empleos en estados cercanos a nuestras poblaciones a los que nuestros paisanos acuden diariamente a laborar.

 

Síndrome del chango viejo

La clase gobernante local no ha hecho el balance de lo que el voto se llevó, se empeña en usar el Gobierno Federal para excusarse de sus ineptitudes, reacciona como la historia cuenta que reaccionaron los gobernadores de los estados que impuso Porfirio Díaz y no pudieron embarcarse en el Ipiranga.

Los organigramas de municipios y gobierno del estado están saturados de puestos creados para pagar facturas electorales, no hay plan en serio para introducir austeridad republicana y la impunidad no retrocede.

Las bolsas grandes llegan con proyectos grandes, disciplina en el gasto de tiempo y dinero, creatividad, mucha legitimidad de mandos y políticos pensantes y concentrados en su encargo.

El cambio desde abajo empezó conquistando la federación, falta llevarlo a cada estado, a cada municipio.




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