El desplegado de los exgobernadores

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

Hace unos días, un grupo de exgobernadores publicó un desplegado dirigido a la dirigencia, a los militantes y simpatizantes del PRI exponiendo sus preocupaciones por la crisis que vive el Partido, y convocaron a hacer un alto en el camino para realizar un examen a fondo del rol y la misión que el partido y … Leer más

Hace unos días, un grupo de exgobernadores publicó un desplegado dirigido a la dirigencia, a los militantes y simpatizantes del PRI exponiendo sus preocupaciones por la crisis que vive el Partido, y convocaron a hacer un alto en el camino para realizar un examen a fondo del rol y la misión que el partido y su dirigencia deben desempeñar en este momento.

 

Este pronunciamiento se suma al de los ex presidentes del CEN y al descontento de la militancia por las derrotas en diecinueve entidades y otros muchos cargos además de las fechorías de Alejuandro Moreno, pero también debe servir para quienes en su momento, como Gobernantes, Senadores o Diputados contribuyeron al desprestigio que hoy arrastramos.

 

Ciertamente Alito es un lastre para el Partido, pero no todo es culpa de él y tampoco generalizo, porque entre los firmantes hay personajes que cumplieron bien su encomienda, y retuvieron la estafeta que se les entregó en custodia, pero por lo menos en Zacatecas no sucedió así, pues el abanderado no pudo, no supo, o no quiso conservar la estafeta para darle buenas cuentas al Partido que lo elevó. Le volteó la cara al pueblo, y el pueblo se la volteó al Partido.

 

Tello no se distinguió por hacer talacha como militante en el PRI, ni se manifestó orgulloso de ser priista; tampoco hizo nada por retener la gubernatura. Por eso sorprende que lo hubieran llamado a firmar un desplegado que no le corresponde, porque perdió el estado que se le confió y no tiene cara para reprochar nada.

 

Cuando candidato juró cumplir y  hacer cumplir la declaración de principios, programa de acción y estatutos del PARTIDO, pero como gobernador hizo a un lado a priistas y cedió espacios a terceros; luego con la ciudadanía también incumplió sus compromisos y se incrementó la pobreza, la inseguridad, la violencia, la impunidad, el desempleo y la desesperación social.

 

La democracia funciona como un sistema que premia o castiga. Al que cumple, le refrenda la confianza. Al que no hace bien las cosas, o simula que las hace, le manifiesta su rechazo en las urnas, y esto sucedió en Zacatecas, y hoy los zacatecanos nos lamentamos de vivir en la inseguridad y en el atraso, mientras otros se regodean con nuestra desgracia, fuera de aquí, firmando desplegados. ¡Saludos a la militancia verdadera!

 




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