De qué presumes

Por definición, una persona honesta es “aquella que procura siempre anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones”; es decir, alguien moralmente íntegro, que no acomoda la verdad a su antojo o conveniencia. Con esa definición en mano, hagamos unos breves ejercicios. Piense usted, por ejemplo, en alguien que por años criticó ácidamente el … Leer más

Por definición, una persona honesta es “aquella que procura siempre anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones”; es decir, alguien moralmente íntegro, que no acomoda la verdad a su antojo o conveniencia.

Con esa definición en mano, hagamos unos breves ejercicios. Piense usted, por ejemplo, en alguien que por años criticó ácidamente el lento crecimiento de la economía mexicana, que atribuía la falta de resultados a la aplicación del modelo neoliberal.

En ese que aseguraba, todavía a estas alturas del año pasado, que el PIB de México crecería 4%; que “íbamos retebién” y que se equivocaban los expertos que vaticinaban un mal año para el país, porque “él tenía otros datos“. Ese que ahora, a raíz de los paupérrimos resultados, contrarios a todo lo que él decía que ocurriría, asegura que el PIB no es importante y que no hay que buscar lo material sino lo “espiritual”. ¿Es una persona honesta?

Un segundo ejercicio: Imagine a otra persona que no hay día que no afirme que no tolerará la corrupción, pero, cuando sale a la luz la inmensa fortuna no declarada de uno de sus más cercanos colaboradores y los millonarios negocios que hace su hijo, ordena exonerarlo sin que medie investigación alguna. No sólo eso, sino que además fustigar verbalmente a quienes dieron a conocer la información. Esa persona ¿cabe en la definición de honestidad?

Un último intento: Piense usted, amable lector, en un individuo que se promovió bajo la promesa de que acabaría con la violencia “nada más llegando“, que ofreció “regresar al Ejército a sus cuarteles“.

Y que, al paso del tiempo, lo único que ha logrado es atizar el fuego, al tiempo que permite la fuga de uno de los criminales más peligrosos y abiertamente convive con su familia y pone al Estado a su servicio. ¿Se trata de una persona honesta? ¡Tiene usted razón! ¡De ninguna manera!

Nadie que mienta de forma tan descarada puede ser considerado como una persona honesta. En todo caso, la única integridad que acompañaría a alguien así sería que, como ningún otro, retrataría a la perfección el dicho aquel de “dime de qué presumes”.

*Centro de Colaboraciones Solidarias

 

 




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