Cero Covid. Lecciones aprendidas.

Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Después de haber mantenido a su población bajo una campana pretendidamente estéril durante tres años, Beijing abrió repentinamente todas las válvulas en diciembre de 2022, sin proporcionar ningún apoyo, ya sea en términos de pruebas, tratamientos o vacunas.

A pesar de todos sus esfuerzos por impedir que se filtren las cifras de contagios y muertes ocurridas por el brote de Covid-19 de las últimas semanas en su territorio, el gobierno chino no ha logrado ocultar el fracaso de su modelo de gestión epidémica. Después de haber mantenido a su población bajo una campana pretendidamente estéril durante tres años, Beijing abrió repentinamente todas las válvulas en diciembre de 2022, sin proporcionar ningún apoyo, ya sea en términos de pruebas, tratamientos o vacunas. El resultado: hospitales rebasados por avalanchas de pacientes con dificultad respiratoria, crematorios saturados y autoridades sanitarias que ya no pueden seguir la pista a una ola que no habían anticipado.

¿El caso chino significa el fracaso de la estrategia cero Covid? Al inicio de la pandemia, otros países decidieron adoptar este enfoque, que consistía en erradicar completamente la circulación del virus a través de confinamientos, control fronterizo y cuarentenas estrictas. En Australia y Nueva Zelanda, pero también en muchos países asiáticos como Vietnam, Japón, Corea, Tailandia o Taiwán, esta estrategia evitó muchas muertes. En el primer año de la pandemia, se estima que unas 750000 personas murieron a causa de la enfermedad en Europa, mientras que solo 20000 en países que establecieron política cero Covid.

En los primeros 24 meses de la epidemia, esta estrategia pareció demostrar su eficacia en términos de salud. Los defensores de esta estrategia eran todavía numerosos, abogando por una política de contención muy estricta con la esperanza de, algún día, reanudar mágicamente una vida normal. Pero en 2022, la variante Ómicron derrumbó esas esperanzas. Muy diferente de sus predecesoras, mostró una gran capacidad de transmisión inmune y de escape inmune. En la mayoría de los países, su llegada fue el gatillo de la decisión de abandonar gradualmente las restricciones, con la idea de que este virus no se podía contener era necesario aprender a “vivir con él”.

En China, el maremoto de Ómicron condujo a confinamientos aún más fuertes y medidas restrictivas, que culminaron, en noviembre de 2022, en protestas sin paralelo en el país desde el movimiento de Tiananmen de 1989. Porque el primer límite de la estrategia cero Covid es su duración. El argumento de la salud no puede sostenerse por sí solo durante tres años para justificar la restricción de la libertad de movimiento de toda una población.

La segunda limitación de esta estrategia es que no es suficiente por sí misma. Los confinamientos se impusieron en la mayoría de los países del mundo en los primeros meses de la pandemia y demostraron ser la mejor manera de proteger a las personas de un virus sobre el que se sabía poco. Incluso en Suecia, donde el gobierno había optado por basarse en recomendaciones en lugar de coerción, una comisión de investigación concluyó en febrero de 2022 que las medidas habían sido demasiado tardías y pocas, lo que no protegió a los más vulnerables, incluidos los ancianos, que pagaron un alto precio. Pero es igual de importante gestionar bien el confinamiento como el desconfinamiento.

La tercera es económica. Las ciudades chinas gastaron tanto dinero y energía en pruebas y confinamiento de personas que ya no pudieron invertir en unidades de cuidados intensivos cuando llegó el momento de reabrir las compuertas. Ni hablar de los niveles de pobreza generados, los que todavía están por medirse. Si bien los chinos han sido vacunados de forma homogénea con dos dosis, los ancianos nunca fueron la prioridad de sus campañas de vacunación, a pesar de que son la categoría más vulnerable de la población al virus.

Implícitamente, el caso chino plantea la cuestión de cuál será la mejor estrategia para adoptar durante la próxima pandemia. Desde el comienzo de la crisis sanitaria, muchos epidemiólogos e investigadores se han esforzado por decir que, para evitar medidas demasiado drásticas, la clave es la anticipación. Es precisamente porque la epidemia de Covid-19 nos está ofreciendo un respiro que debemos poner en marcha formas de evitar las próximas olas y anticipar la aparición de posibles patógenos desconocidos.




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