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juan carlos ramos leon

Oportunidades

Oportunidades

Juan Carlos Ramos León.

¿Qué es, entonces, una “oportunidad”? ¿Es acaso la manzana que cae del árbol cuando uno se encuentra sentado a su sombra y comienza a sentir hambre?

Juan Ramos León
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26 de mayo 2025

No hace mucho escuché a alguien quejarse de que la vida le había negado muchas oportunidades. De que su condición no sería la misma si hubiera tenido “una oportunidad”.

He entrevistado a personas de distintos niveles para ocupar un puesto de trabajo. Y la mayoría de ellas se refieren a su deseo de ser contratadas con las palabras “estoy en búsqueda de una oportunidad”. Y también he escuchado a alguien referirse a las desventajas de otros afirmando “pobre, míralo, no tiene oportunidad”.

¿Qué es, entonces, una “oportunidad”? ¿Es acaso la manzana que cae del árbol cuando uno se encuentra sentado a su sombra y comienza a sentir hambre? Quizás lo sea. ¿Será la respuesta a sentidas y constantes oraciones para que el panorama parezca menos sombrío y el horizonte se ilumine? También puede serlo. Pero el caso es que, si bien las oportunidades parecieran llegar a veces a cuentagotas -o de plano no llegar- muchas veces es debido a que se las busca en el lugar equivocado o de plano no se las busca. Imagine usted como si se encontrara atravesando un extenso desierto y de pronto se detuviera al borde de un acantilado y pudiera observar en el paisaje todo un bosque con un gran lago en medio de sí en el que se encontraran todas las oportunidades juntas. ¡Sería maravilloso! ¿No?

Pues yo creo que así funciona. Que ese desierto es como una venda que cada uno se empeña en no retirar de sus ojos. Un desierto que a veces ofrece una cierta comodidad, una sensación de “aquí no se está tan mal”; hay calor, se puede uno sentar y dejar pasar las horas y los días. Un desierto por el cual todos atravesamos y del que muchos se cansan sin darse cuenta de que el bosque de las oportunidades está apenas algunos metros adelante. Pero para retirarse la venda es necesario levantar las manos y deshacer el nudo y a muchos nos da miedo y preferimos echarle la culpa a “la vida” por no habernos ofrecido las oportunidades que necesitábamos para dejar atrás aquello con lo que muchas veces nos conformamos vivir.

Queda claro que las condiciones de vida en las que unos y otros nacemos y crecemos parecen trazar destinos desiguales pero hay cientos de testimonios de quienes, “teniéndolo todo” han terminado en rotundos fracasos y los de quienes sólo conocieron la adversidad en sus primeros años de vida y consiguieron alcanzar el éxito.

El caso es entender que nadie estamos etiquetados para el éxito o el fracaso. Las oportunidades están por todas partes, pero el principal enemigo para aprovecharlas la mayoría de las veces termina siendo uno mismo. Sí, al final este mensaje es para decirle a usted: ¿No le va bien? No se desespere, ni se preocupe. Mejor OCÚPESE y quítese la venda de los ojos que le queda mucho por hacer, mucho por lograr y mucho por disfrutar.

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