Deteriorarse es una falta de respeto

Deteriorarse podría referirse al descuido del bienestar físico, mental, espiritual o emocional. En este sentido, cuando no nos cuidamos, estamos faltando al respeto a nosotros mismos y a las oportunidades de vida que tenemos.

Al deteriorarnos, podemos impactar negativamente a quienes nos rodean. Si nos dejamos caer en el descuido, quizás sea una falta de respeto hacia nuestros seres queridos, que se preocupan por nosotros o dependen de nuestra energía y vitalidad. Mantenernos en buen estado es también una manera de honrar a los demás.

El abandono puede ser visto como un desacato del esfuerzo, de conformidad para mejorar o adaptarse. En la vida, mantener la motivación y el deseo de superarse es una muestra de respeto hacia nuestras capacidades y potencial. Dejarse ir, no luchar por ser la mejor versión de uno mismo, puede ser una forma de desconsideración a nuestras habilidades.

Debemos tener respeto hacia el tiempo y las oportunidades. El tiempo que tenemos es limitado. Si nos deterioramos, no estamos aprovechando las oportunidades que la vida nos ofrece. Cuidarnos y mantenernos en buena forma es una manera de respetar el tiempo y las posibilidades de crecimiento que se nos presentan a lo largo de nuestra existencia.

Combinar sabiduría y envejecimiento es la fórmula ideal para ser un facilitador de la vida de los demás. El envejecimiento puede ser un proceso lleno de sabiduría, pero deteriorarse de manera que se pierda la dignidad o la capacidad de disfrutar la vida puede interpretarse como una irreverencia hacia la propia experiencia.

Cuando permitimos que algo en nosotros se deteriore, ya sea física, espiritual, emocional o intelectualmente, estamos renunciando a las pasiones que nos impulsan, dejar que nuestro entusiasmo por la vida se apague es un atropello a la razón, hacia la chispa que nos hace sentir vivos, realizados y felices.

Deteriorarse implica, en algunos casos, perder el control sobre aspectos importantes de nuestra vida. Al dejar que esto ocurra, podemos estar faltando al respeto a nuestra dignidad personal. La dignidad humana está ligada a la forma en que nos tratamos a nosotros mismos y permitimos que otros nos traten. No cuidarnos podría ser una forma de perder ese respeto.

Mantenerse en crecimiento continuo, aprendiendo y adaptándose, es una forma de mostrar respeto hacia uno mismo. El deterioro, en este caso, podría representar un estancamiento o retroceso, una falta de interés en evolucionar. Se corre el peligro de conformarse con menos de lo que uno puede llegar a ser.

En algunas filosofías y religiones, el cuerpo se considera un templo que debe ser cuidado y honrado. Esta idea podría relacionarse recordándonos que no solo debemos cuidar nuestra mente y espíritu, sino también el cuerpo como un reflejo de nuestro respeto hacia la vida misma, recordemos la importancia de levantarnos temprano, pero de la mesa para seguir cuidando nuestro cuerpo físicamente.

El deterioro puede estar vinculado a la ingratitud. No cuidar de lo que se nos ha dado (salud, bienestar, capacidades) puede ser una señal de que no valoramos lo suficiente las capacidades innatas que tenemos. Al no mostrar gratitud a través del cuidado, estamos faltando al respeto a la vida y a lo que ésta nos ofrece.

Deteriorarse también puede verse como una falta de respeto hacia el legado que queremos dejar en el mundo. Si no cuidamos de nuestra salud y bienestar, tal vez no seamos capaces de contribuir al máximo a nuestras relaciones, trabajos o proyectos. Al mantenernos fuertes, mostramos respeto hacia el impacto que queremos tener en el mundo y hacia quienes dependen de nosotros.

Resistir, mantenerse firme y luchar contra el deterioro es una forma de respeto hacia la capacidad humana de superar la adversidad, los desafíos.

Si lo que quieres es vivir 100 años, mantente dentro de la ley, haz músculos de 5 a 6. y funda un hogar en el que nunca reine más rey que la seguridad, no me asusta la muerte, pero sí el deterioro y la dependencia. (J.S.) 

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