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Gerardo Luna Tumoine

Cuándo hay demasiado estrés o preocupación, mira adentro

Cuándo hay demasiado estrés o preocupación, mira adentro

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Cuando el mundo pesa demasiado, la única manera de aligerar las emociones es regresar a uno mismo.

Gerardo Luna Tumoine
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22 de abril 2025

Vivimos tiempos donde lo exterior nos empuja, nos jala, nos distrae. Las agendas se saturan, los compromisos se multiplican y las exigencias parecen no dar tregua. Corremos de un lugar a otro, cargando preocupaciones que, muchas veces, ni siquiera son nuestras. El estrés se vuelve un compañero silencioso que nos agobia sin pedir permiso. Y, sin embargo, la respuesta no está afuera.

En medio de ese torbellino, esta frase sencilla resuena como un susurro sabio: “Mira dentro. Porque cuando el mundo pesa demasiado, la única manera de aligerar las emociones es regresar a uno mismo. No para encerrarse, sino para reencontrarse. Para recordar quiénes somos cuando el ruido cesa y queda sólo el eco de lo esencial.

Mirar dentro es detenerse, respirar, y hacer silencio. Es reconocer nuestras emociones sin juicio, aceptar que no todo está bajo control, y reconciliarnos con nuestra fragilidad. Es, también, volver a lo que nos da sentido: la confianza, el amor, la gratitud, la esperanza. En el fondo, mirar dentro es un acto de humildad y valentía. Es un volver al centro para luego salir con más claridad, más compasión y más fortaleza.

Cuando la vida parece desbordarse, cuando el estrés y la preocupación nublan el horizonte, la verdadera salida no siempre está en hacer más, correr más o controlar más. A veces, la sabiduría nos susurra lo contrario: detente… y mira adentro.

Mirar adentro es regresar a casa. Es volver al centro donde habita la calma, esa parte de nosotros que no se agita con los vientos de afuera. No se trata de huir del mundo, sino de recuperar el equilibrio que sólo nace del silencio interior.

El estrés muchas veces nace de una desconexión: de olvidar quiénes somos, de querer resolverlo todo sin pausa, de perder de vista lo esencial. Pero al cerrar los ojos y respirar con conciencia, al volver a escuchar nuestra voz más profunda, podemos ver que lo que parecía insoportable comienza a transformarse.

Dentro de nosotros habita una fuerza serena, una luz que no se apaga con las tormentas. Al mirar adentro, contactamos con esa luz. Y desde ahí, todo cambia. No porque el mundo se vuelva más fácil, sino porque lo enfrentamos desde un lugar más pleno, más libre, más verdadero.

Así, mirar hacia dentro no es un escape, sino un regreso. Un acto de amor por uno mismo. En ese silencio interior, muchas veces encontramos la respuesta que afuera no logramos ver. Así que la próxima vez que el estrés o la preocupación te desborde, no huyas. No reacciones de inmediato. Respira. Mira dentro. Ahí, en ese santuario silencioso de la mente, puede estar la paz que tanto necesitas.

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