Teatro Fernando Calderón, su pasado y presente

El Teatro Fernando Calderón es sin duda, uno de los edificios más emblemáticos e imponentes del Centro Histórico de Zacatecas. El lugar que ocupa actualmente fue donde se mantuvo un teatro llamado El Coliseo por más de 60 años, durante el siglo 19.  Esta construcción hecha principalmente por madera, sufrió un devastador incendio en 1889 … Leer más

El Teatro Fernando Calderón es sin duda, uno de los edificios más emblemáticos e imponentes del Centro Histórico de Zacatecas.

El lugar que ocupa actualmente fue donde se mantuvo un teatro llamado El Coliseo por más de 60 años, durante el siglo 19. 

Esta construcción hecha principalmente por madera, sufrió un devastador incendio en 1889 y no fue hasta dos años después cuando los muros se volvieron a levantar, pero ahora con un material más resistente.

El encargado del diseño y supervisión fue el arquitecto inglés George Edward King, contratado por el entonces gobernador del estado, Jesús Aréchiga.

Su edificación comenzó el 5 de mayo de 1891, fecha en la que se colocó la primera piedra, misma que se puede observar en el vestíbulo justo a un lado de la puerta principal.

Tuvieron que pasar seis años para que la ciudad viera culminado el recinto, que hasta ahora sigue en pie y es usado para presentaciones artísticas locales, nacionales e internacionales.

A muy poco tiempo de cumplir sus primeras dos décadas, se vio la época más decadente para el teatro, ya que los disturbios de la Toma de Zacatecas afectaron gravemente su fachada y su interior.

El aspecto exterior fue perturbado debido al derrumbe del Palacio Federal, ocasionado por dinamita, misma que fue puesta por tropas de Benjamín Argumedo y Luis Medina Barrón, militares que participaron en los movimientos de la Revolución Mexicana; actualmente en ese terreno está en funcionamiento el Hotel Posada de la Moneda.

Gracias a esto, el colosal espacio sufrió un saqueo casi total donde perdió candelabros, muebles originales y todos los archivos que resguardaron memoria y tiempo; en ese estado fue testigo de peleas de box, de gallos, funciones de cine y eventos políticos, entre otros. 

Es importante mencionar los cambios que han tenido los establecimientos que lo rodean, pues mientras el foro ya estaba de pie, la catedral carecía de la torre norte, las vías del tranvía fueron retiradas de la Avenida Hidalgo y el Mercado González Ortega sufrió un incendio en su tercer planta, entre otros.

En 1962, fue donado por el actual gobernador de entonces, Francisco E. García y por el Congreso del Estado al Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas, ahora la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), institución que ha sido la responsable de su administración y mantenimiento.

Así pues, el decadente lugar todavía conservó la estructura original de la sala principal, misma que era capaz de albergar a alrededor de dos mil personas.

2009, año de una drástica y necesaria intervención

Tras casi medio centenario bajo la tutela de la UAZ, el edificio ya era considerado el mayor expositor artístico del centro de la ciudad, pero sus necesidades comenzaron a crecer.
Como es resguardado por la máxima casa de estudios, se requería ser apto tanto para los artistas, como para los espectadores, ya que en aspectos de tecnología e infraestructura el lugar comenzó a ser anticuado.

En 2008 el Teatro Fernando Calderón fue dirigido por Antonio Rocamontes, persona que marcó un antes y un después en su historia.

Las insuficiencias de este recinto tuvieron la suerte de encontrarse con el actor, que además recientemente había mostrado su gran capacidad como arquitecto con su importante participación en la construcción del Campus UAZ siglo 21.

El interés de Rocamontes por recuperar la funcionalidad del edificio fue visible en menos de un año de su administración al proponer una restauración urgente, proyecto al que se sumaron el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Asociación Civil Amigos del Patrimonio Zacatecano, así como el Gobierno Estatal y Federal.

En abril de 2011, el renovado Teatro Calderón reabrió sus puertas para hacer visibles los cambios que lo catalogaron como un lugar moderno e incluyente.

Se hizo una abertura en la escalinata exterior para colocar una plataforma con sistema hidráulico capaz de facilitar el acceso a las personas que utilizan silla de ruedas.

El piso del vestíbulo principal fue renovado por completo con piezas de mármol negro y blanco, además la pintura de éste y de todos los niveles fue retocada, pero mantuvo el estilo original. 

Dos rampas laterales se construyeron para facilitar el acceso a personas con alguna discapacidad y al sector de la tercera edad.

Las butacas antiguas fueron removidas completamente y sustituidas por 600 nuevas que se colocaron en las dos primeras plantas, poseen una estructura que da comodidad al usuario y  se adaptaron estratégicamente para la óptima visibilidad de los asistentes.

En la tercera planta se colocó lo necesario para que funcionara como una cabina donde se manejan controles de audio e iluminación, además se tiene el espacio preciso para hacer transmisiones en vivo de cualquier presentación por cualquier medio, ya sea vía satélite o por internet.

El sótano que está debajo del escenario se remodeló con un moderno sistema de drenaje que atrae los escurrimientos freáticos, corrientes de agua que provienen del subsuelo y que se utilizan dentro de las instalaciones. 

Además, se reestructuró la bóveda para orquestas, proceso con el que se aumentó la capacidad, ahora para alrededor de 60 músicos, se instaló también una plataforma con el mismo sistema hidráulico que posee el acceso ya mencionado de la entrada para dejar a la vista las interpretaciones musicales. 

Se reforzaron con vigas de acero los antiguos corredizos de madera que están dentro del escenario y que trasladan a los patios laterales.

De igual manera, se dio mantenimiento a la parrilla, metales que sostienen los telones.

Actualmente Antonio Rocamontes, quien también es docente de la Unidad Académica de Artes de la UAZ, ofrece recorridos los sábados a las 10 de la mañana y 12 del día por las entrañas del lugar.
 
Testigos de toda su historia

Entre las cosas que son originales, están el piso de encino del escenario, el mural y el retrato de Fernando Calderón y Beltrán que están sobre el mismo, la puerta principal, las escaleras, la fachada compuesta por cantera, lámina de zinc verde, material presente en la boca del marco principal en color blanco, y estuco amarillo.

También se pueden apreciar en el vestíbulo de la planta baja, dos ejemplares de las butacas que fueron colocadas en el siglo 19, fabricadas con fierro vaciado, piel labrada y madera de encino.

Imagen Zacatecas – Daniel Torres




Más noticias


Contenido Patrocinado