La invencida corrupción

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El presidencialismo se convirtió en al villano favorito debido a la corrupción y crímenes como el de la represión al movimiento estudiantil, lo que originó el traslado de facultades constitucionales a otros poderes, especialmente al Poder Legislativo, aunque nunca al grado de convertirnos en república parlamentaria. El anhelo reformista en la que se involucraron las … Leer más

El presidencialismo se convirtió en al villano favorito debido a la corrupción y crímenes como el de la represión al movimiento estudiantil, lo que originó el traslado de facultades constitucionales a otros poderes, especialmente al Poder Legislativo, aunque nunca al grado de convertirnos en república parlamentaria. El anhelo reformista en la que se involucraron las clases medias ilustradas vieron en la “despresidencialización” del país una estrategia contra la corrupción y el abuso de poder, a casi medio siglo de  duración de la transformación institucional constatamos que por el contrario, la corrupción alcanzó niveles nunca vistos, falló la idea de que fortalecer los órganos del Estado colegiados y acotar los órganos unipersonales se traduciría en mayor observancia del estado de derecho y superiores niveles éticos.

Los receptores del poder político quitado a los presidentes de la República, gobernadores y presidentes municipales son las cámaras legislativas, federales, estatales y cabildos municipales, que a sus funciones tradicionales les sumaron la condición de aduanas ineludibles para otorgar nombramientos además de la ventajosa condición de auto asignarse sus ingresos directos e “informales”.

Los presidentes, gobernadores y alcaldes se acomodaron a la nueva situación cultivando nexos de corrupción y haciéndose de la vista gorda con el despilfarro de recursos públicos que hacen de las legislaturas y cabildos de los últimos 40 años órganos muy alejados de los niveles de decoro, inclusive comparados con los de tiempos anteriores.

La condición de aduana legislativa de los titulares de órganos autónomos como los auditores, con frecuencia es aprovechada  para acomodar allegados en las plantillas laborales de los mismos y para afianzar complicidades e intercambio de impunidades. Las propuestas de nombramientos procedentes del Ejecutivo son ocasión de “negociar” con el Ejecutivo, así como la aprobación del presupuesto, Ley de ingresos, y leyes de especial relevancia, negociaciones que antes de la “despresidencialización” corrían a cargo de Gobernación, Secretarías generales de Gobierno y de sus similares en ayuntamientos, se trasladaron a las secretarías de finanzas de cada nivel de gobierno, como es ostensible en Zacatecas.

La estrategia de “despresidencialización” no hubiera desembocado en metástasis de la corrupción pública si no hubiese fallado otra estrategia transformadora, la impulsada por don Jesús Reyes Heroles encaminada a que el sistema político expresara la pluralidad de pensamiento de los mexicanos, sirviendo en sus inicios para desactivar las guerrillas rurales y urbanas  y para llevar a la tribuna legislativa a mexicanos que impresionaron por su brillantez intelectual y oratoria, pero que fueron flor de un día, particularmente hasta que Salinas De Gortarí puso en marcha su plan de corrupción masiva que abarcó intelectuales, activistas y partidos de izquierda y de derecha

Dos figuras políticas simbolizan el fracaso de la estrategia de la pluralidad auténtica, Jesús Zambrano (izquierda) y Diego Fernández de Cevallos, cuando inicia la reforma de Reyes Heroles; Zambrano recién salía de la prisión por su condición de miembro de la “Liga Comunista 23 de Septiembre”.

Fernández de Cevallos gozaba de admiración por su fogosa oratoria contra el poder. Ambos son ahora artífices de alianzas con el PRI, al partido que combatieron toda su vida, convocados, además, por connotados empresarios atrincherados en Coparmex.

Nunca imaginaron

Ni Reyes Heroles ni los ideólogos de izquierda y derecha convocados para “cocinar” la reforma imaginaron que en vez de que el sistema se enriqueciera con la incorporación de exponentes de las diversas formas de pensar, la buena intención fracasaría dando origen al contemporáneo “chapulinismo” sinónimo de oportunismo, de deslealtad, de práctica política sin recato y sin honor, en dónde traicionar se disfraza de “realismo”, de “inteligencia negociadora”  y en dónde los principios son para los ingenuos.

Las tres grandes transformaciones experimentadas a partir del México independiente (Independencia, Reforma y Revolución Mexicana) vieron mermadas sus potencialidades redentoras por lo mismo: la corrupción;  no la corrupción de  enemigos,  sino la practicada desde el seno de las  mismas, que buscan siempre ser considerados  como “rescatables” por el bando contrario para potenciarse adentro, ese fantasma  se pasea de costa a costa y de frontera a frontera, amenazando con volverse hegemónico en las filas de la #Cuarta Transformación si en la selección de candidatos se impone el mismo espíritu que hundió al PRD y al PAN, quienes sacrificaron los valores y principios que les habían dado un lugar entre los mexicanos hasta llegar a su precaria situación contemporánea de alianzas por instinto de conservación (de prerrogativas).

Campos delimitados

Toda resistencia legal contra imposiciones construye el México transformado que anhelamos los mexicanos, la tarea de imponer honestidad donde ahora reina corrupción tiene la voluntad y acción del Ppresidente, pero no basta, quien apoya la transformación optará por honestidad y legalidad, a quien eso le vale apoyará lo que toque para que le toque.

Nos encontramos el jueves en El Recreo.




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