La DEA y el periodismo de “bote pronto”

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

El anuncio del no ejercicio en la acción penal contra el general Salvador Cienfuegos nos muestra en toda su crudeza la cultura de la opinión a bote pronto que inunda los medios de comunicación tradicionales y cibernéticos. Una vez difundido el informe de la DEA que sirvió de base para la detención temporal del general … Leer más

El anuncio del no ejercicio en la acción penal contra el general Salvador Cienfuegos nos muestra en toda su crudeza la cultura de la opinión a bote pronto que inunda los medios de comunicación tradicionales y cibernéticos. Una vez
difundido el informe de la DEA que sirvió de base para la detención temporal del general en los Estados Unidos, el ridículo mundial que hizo este organismo es de antología; sucede que el contenido del citado documento se conforma de mensajes de Whatsapp cómicamente falsos, como el que refiere que el general está casado con una hermana del gobernador de Sinaloa, o que el general es chaparro y blanco, o que el general agradece un regalo para su hijo
(tiene tres hijas y ningún hijo varón), todo esto, además de las faltas de ortografía inverosímiles en alguien con sus altos estudios, ya no digamos en lo inverosímil de que un especialista en Seguridad Nacional con pleno dominio de los mecanismos de intercepción de la información incurra en la estupidez de valerse de esos procedimientos que son fácilmente interceptados hasta por aficionados, no digamos por las Fuerzas Armadas.

Escuché en una conferencia decir al maestro del periodismo Miguel Ángel Granados Chapa, que los reporteros que compiten por ser los primeros en informar, equivocan el sentido de la competencia profesional al no advertir que ésta debe darse en torno a la mejor información, no a la primera, porque el riesgo de resbalarse es alto. Decía también el recordado columnista que el que ejerce el periodismo de opinión, si emite juicios de valor con prisa, antes de que los hechos se muestren en plenitud, no tiene el atenuante que sí tiene el que busca la nota diaria bajo la tiranía del tiempo, pues el que opina sobre los hechos dispone de condiciones para externar juicios fundados.

Los periodistas informativos y de opinión que no se precipitan, no están exentos de un resbalón profesional, pues en este oficio también es cierto que “al mejor cazador se le va la liebre”, por tal motivo, el ejercicio periodístico incorpora como valores fundamentales el del derecho de réplica y el del deber de rectificar, valores que en el ambiente comunicacional mexicano no se practican por una gran mayoría; los medios prefieren que el tema se olvide, reconocer un error ofreciendo disculpas públicas, es algo que se da de vez en vez cuando un juez así lo determina.

Rehenes de dogmas de fe

La cultura periodística con esas características estorba en el desarrollo de los mexicanos porque al no propiciar el saludable discernimiento sobre los asuntos públicos, favorece diálogos de sordos, intérpretes de toda realidad en blanco y negro, rehenes de dogmas de fe; es decir, nutrientes de la polarización en
cada situación.

El periodismo de “bote pronto”, al no apoyarse en el respeto al derecho de réplica para el control de calidad y al dejar sin rectificación la información defectuosa y las opiniones fundadas enella, cambia el juicio por el prejuicio y hace de sus juicios de valor, un decreto, dándole curso a que la predisposición a creer se imponga sobre la ponderación de
elementos, es exactamente lo que mostró la reacción inicial al anuncio de la Fiscalía General de la República exonerando al general Cienfuegos, seguido por la divulgación completa del Informe de la DEA y posteriormente con la publicación íntegra del expediente en torno a ese caso del Ministerio Público mexicano, con las salvedades que la ley impone.

La justificada desconfianza histórica hacia la justicia mexicana, equivocadamente se traduce en confianza en la justicia estadounidense, como si la DEA no tuviera infiltrados, corruptos, torturadores, asesinos mezclados con agentes con mística, tal como sucede con nuestros organismos de seguridad en todos los niveles.

Otro periodismo es posible y deseable

Los profesionales de la información deben enfrentar el riesgo de que el prejuicio remplace al juicio, cierto de que
la tortura para fabricar culpables es una práctica centenaria pero eso no evita que delincuentes denuncien falsamente como estrategia de defensa jurídica, cierto que el acoso y las violaciones son una realidad angustiante, pero también es posible adjudicar hechos falsamente; por eso, el periodismo, como la investigación de delitos, tiene como misión discernir entre lo falso y lo verdadero y así como el juez debe resolver con elementos de convicción sostenibles y no con las apariencias, el emisor de opiniones de lo público tiene la misión de fortalecer la reflexión informada, el discernimiento social, el aprendizaje colectivo de situaciones.

La renovación del periodismo es tarea pendiente en la construcción del régimen que libere a los mexicanos de la corrupción y sus secuelas, la libertad deberá conducir al rigor informativo con calidad opinativa.




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