Va por Luis Enrique

Raúl Muñoz Del Cojo.
Raúl Muñoz Del Cojo.

Para poder hablar de Luis Enrique, lo primero tengo que hacer es explicarle mi relación con la familia Mercado. Sería un malagradecido si no menciono lo favorecido que he sido en la vida por la calidad de amistades que tengo, pero en cuanto a edad, Paty la hermana menor del Jerezano encabeza junto con muy … Leer más

Para poder hablar de Luis Enrique, lo primero tengo que hacer es explicarle mi relación con la familia Mercado. Sería un malagradecido si no menciono lo favorecido que he sido en la vida por la calidad de amistades que tengo, pero en cuanto a edad, Paty la hermana menor del Jerezano encabeza junto con muy pocas personas esa tan querida lista de amigos del alma.

Esta historia comienza en el Jardín de Niños Gustavo Ruíz de Chávez donde desde primero de kínder Paty fue mi compañera. Recuerdo entre muchas otras cosas el amor que le tenían a la chiquita de la casa, la complicidad de las hermanas grandes con mi amiga era tal que hacían piñatas de las muñecas donde el único invitado era yo. En esas hermosas remembranzas siempre aparece Gema quien junto con Paty me subían a la parte más alta de su casa para ver a la famosa Chachis, una changuita que hizo de La Jerezana el ícono de las mueblerías en Fresnillo. En primaria y secundaria a pesar de que estuvimos en diferentes escuelas jamás nos alejamos puesto que siempre tuvimos amigos en común.

La vida continuó así como nuestra amistad. En otra época de nuestras vidas acudí muchas veces a casa de los Mercado cuando estudiamos en Guadalajara donde tristemente ya no veía a ninguno de los hermanos de mi amiga, pero curiosamente Luis Enrique siempre estuvo presente en nuestras conversaciones de estudiantes ya que una de sus metas de Paty era llegar a ser una periodista como él.

Regresamos, nos reencontramos y me tocó ser testigo de muchos de sus logros. Recién egresado tuve la dicha de poder trabajar en el terruño y ver el comienzo de la historia del periódico Imagen.

Comenzamos nuestra vida de profesionistas y el destino le dio a Paty la dirección del Imagen. En aquellos tiempos desayunábamos periódicamente y actualizábamos los detalles de nuestras vidas. Curiosamente le confieso que en una de esas reuniones Patricia me invitó a colaborar con Imagen.

Tomé el reto y nunca pensé que tendría una maestra tan estricta misma que me hizo escribir muchos ensayos previos a la primera publicación, cada vez que le mandaba algo el comentario era “no estás listo amigo” sigues escribiendo mal y si te lee mi hermano me preguntará ¿Qué estás haciendo?. Finalmente se apiadó y publicó mi primer columna sin aviso alguno.
Cuando Paty deja la dirección de Imagen y vivimos el regreso de Luis Enrique, lo primero que hice fue ir a platicar con él y preguntarle si quería siguiera escribiendo a lo que me contestó -Si Paty te dio la oportunidad es por algo, síguele y échale muchas ganas-. El siguiente paso fue el registro del nombre la columna, proceso divertido ya que lo hicimos juntos.

Así pasaron varios años donde descubrí lo apasionante de la escritura y esas pantallas en blanco sin saber que poner en ellas pasaban a la historia. Le comento que en esta faceta de su servidor ha habido de todo, destacando los reclamos de autoridades y secretarios federales por mis publicaciones por lo que siempre le llamaba al buen Luis Enrique y su respuesta era la misma -Si te llama una autoridad para reclamarte, deberás de ser lo suficientemente profesional para demostrar que lo que dices es cierto, nunca inventes y por favor, siéntete feliz porque si te leen en Ciudad de México es señal que algo estás haciendo bien.

Cada vez que coincidíamos era obligación mencionar un recuerdo de Paty de nuestra infancia, gracias a él me enteré que hacían llorar a Paty por decirme cabeza de trapeador ya que en esas épocas mis padres me traían con el pelo largo, siempre recordó que a la Sra. Alejandra le decía Sarita cariñosamente y no había momento donde no me mencionara el porqué era tan buen amigo de su hermana.

Me gustaba mucho su optimismo y su peculiar manera de ver la vida, no se si sea correcto mencionarlo pero siempre pensé que de viejo sería como su tío Don Jesús Sánchez, toda una personalidad en nuestro estado. En su profesión siempre tuvo influencia en mi persona ya que El Economista era lectura obligada en los últimos semestres de mi carrera.

Qué triste es que gente tan valiosa se tenga que adelantar en este camino de la vida. Finalmente solo me resta agradecerle a Paty su amistad, a la familia Mercado Sánchez su cercanía y a ti Luis Enrique el enseñarme que la edad nunca es importante cuando existe amistad y cariño por las personas. Hasta siempre amigo.

Luis Enrique Mercado, director general de Imagen.



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