Lo que callan los hoteles

Raúl Muñoz Del Cojo.
Raúl Muñoz Del Cojo.

Los números nos indican que el 80% de los clientes de hoteles admiten haber sido descubiertos por el personal de la propiedad cuando se llevaban algo.

Recorriendo las benditas redes sociales me topé con una publicación de la revista Hosteltur la cual hace un listado de los objetos más robados en hoteles por sus huéspedes y, previo a darle mi opinión como miembro de la familia hotelera del mundo, le recuerdo que al llegar a hospedarse a cualquier propiedad, usted paga por un servicio el cual no incluye nada del activo fijo que se encuentran en la habitación. Claro está que usted puede hacer uso de todo lo que está dentro de su habitación, pero ya el que se lo lleve es otra historia.

Toallas, jaboneras y almohadas pequeñas o decorativas son los objetos que encabezan esta lista en una encuesta realizada por una app llamada Passport Photo Online  y publicada como lo mencioné anteriormente por Hosteltur. Curiosamente un 87% de los clientes de hoteles admiten haberse llevado algo de una propiedad al menos una vez en su vida, mientras que un 26% es el porcentaje de clientes que admite cometer pequeños robos cada vez que se hospeda en un hotel, pero ¿Cómo pueden proceder los hoteles o que hacen si se descubre a un cliente llevándose algo?

Los números nos indican que el 80% de los clientes de hoteles admiten haber sido descubiertos por el personal de la propiedad cuando se llevaban algo. De este grupo de personas al 35% le cobraron por los productos que se llevó; el 28% fue demandado ante las autoridades correspondientes, un 25% pagó una multa, el 31% ingresó a la lista negra del hotel y solo un 20% no tuvo consecuencia alguna.

Los rangos de edad de las personas que han admitido haber robado algo en los hoteles son los siguientes: Los primeros son los menores de 25 años y un 80% de ellos se ha llevado algo; los de 26 a 38 años andan en un 87% de robos consumados, los de 39 a 54 años admitieron culpa en un 91% y casi en el mismo porcentaje se encuentran los mayores a 55 años.

Pero independientemente de lo que se llevan, bien vale la pena conocer el motivo por lo que nuestros clientes toman las cosas y predominan entre ellos este tipo de pensamientos. Domina con un 30% el típico de que “he pagado mucho por la habitación y me lo merezco”. Con un 29% están las razones sentimentales, empatado en ese número esta el que “el hotel se lo puede permitir”, La picardía se encuentra con un 26%, el modo diversión cuenta  con un 26%. Como manera de queja por un mal servicio es un 25%, la cleptomanía natural de las personas tiene un 24% y por la simple emoción de llevarse algo y no ser descubierto es un 18%.

Para terminar con los números le comentaré qué es lo que más se llevan los clientes de los hoteles, el ranking lo encabezan las toallas con un 35.2%, las jaboneras con un 35.1%, las mini almohadas con un 34.2%, los pañuelos desechables con un 33.9%, los paraguas un 33.2%, los destapadores de botellas un 32.6%, las pastas de dientes un 32.5%, los jabones un 32.4%, las biblias un 31.7%, los cojines decorativos un 30.4%, el enjuague bucal un 30.1%, los libros un 28.1%, las revistas un 27.4% y la cesta de amenidades un 25.4%.

Esta encuesta se le realizó a un millar de personas de todo el mundo que alguna o varias veces se han alojado en hoteles.

Si escalamos el nivel de pillerías por categoría de hoteles, en los de lujo hay historias que nadie podría creer ya que las toallas, jabones y almohadas se van a un segundo plano. Peter Greenberg, periodista de investigación y conocido en las recepciones de los hoteles como el detective de viajes, ha documentado robos durante años y es parte de la historia de la hotelería en los Ángeles, California.

En el Beverly Wilshire de esa ciudad, un huésped se robó una chimenea de mármol arrancándola de la pared con un cincel, en este hurto un botones ayudó a cargar las piezas en un camión sin darse cuenta de lo que se llevaban.

Otra de las sorpresas que se dan es que entre más caro sea el hotel, los ladrones buscan cosas mas grandes. Por ejemplo un televisor es más probable que se lo roben de un hotel de cinco estrellas a uno de categoría inferior.

La ropa de cama es cambiada por los huéspedes, los colchones han sido objeto de robo y por supuesto obras de arte, cerámicas y detalles más finos son los favoritos de estas personas. Lámparas, teléfonos, secadoras de pelo, cafeteras, planchas, batas de baño y otras cosas más entran en la lista de estos malhechores.

Las artimañas seguidas por estas personas son extremadamente sofisticadas ya que para que se lleven a cabo necesitan la actuación de un artista estelar. Entre los robos más sonados en la hotelería están el de un piano de cola extraído de una suite, un colchón extra grande y de la chimenea mencionado anteriormente entre otros. La forma prefiero no comentársela, no sea que le de ideas.

Así las cosas, si sale y se hospeda en algún hotel solo me resta pedirle se comporte, recordarle también que su pago no incluye nada del mobiliario y equipo de su habitación, dedíquese a disfrutar y de esta forma siempre será bien recibido en cualquier hotel del mundo.

Hasta la próxima.




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