El exilio de Victoriano Huerta

La Toma de Zacatecas acontecida en los días en que comenzó el verano de 1914 y acabó no sólo con la última gran guarnición del Ejército Federal emplazada en el norte, sino también con todas las expectativas del huertismo de contener la avanzada revolucionaria norteña. Otra batalla más tuvo lugar en el occidente de mexicano … Leer más

La Toma de Zacatecas acontecida en los días en que comenzó el verano de 1914 y acabó no sólo con la última gran guarnición del Ejército Federal emplazada en el norte, sino también con todas las expectativas del huertismo de contener la avanzada revolucionaria norteña.

Otra batalla más tuvo lugar en el occidente de mexicano entre el 6 y 7 de julio; el escenario fue en los llanos de Orendáin, sitio cercano a Guadalajara.

El Ejército del Noroeste, con una fuerza de 14 mil hombres, destruyó la División de Occidente del ejército huertista, quien contaba con aproximadamente 5 mil personas.

Con este último hecho, todas las fuerzas revolucionarias del Ejército Constitucionalista tenían paso franco hacia el centro del país.

La derrota asumida
Las derrotas federales provocaron que las tropas gobiernistas que ocupaban las plazas de San Luis Potosí, Aguascalientes y el Bajío iniciaran un repliegue hacia la capital de la República y sus alrededores, mientras que en el sur, el zapatismo consolidaba su cerco en torno a la Ciudad de México.

En este contexto, la guerra se volvió insostenible para Victoriano Huerta, por lo que no tuvo más opción que renunciar como Presidente de la República el 15 de julio, con lo que finalizó su gobierno cuya existencia fue de 17 meses.

La dimisión se presentó ante el Congreso de la Unión, la cual fue aceptada; el cese también incluyó todo el gabinete huertista, excepto Francisco Carbajal, ministro de Relaciones Exteriores, quien fungió como presidente interino y entregó posteriormente el gobierno a los triunfantes constitucionalistas.

A Puerto México
A las 3 de la tarde de ese 15 de julio, emprendería el camino al exilio una comitiva integrada por el vencido Victoriano Huerta y varios militares de alta jerarquía, entre los que se encontraban Aureliano Blanquet, su secretario de Guerra y Marina, y uno de sus principales colaboradores.

El grupo fue resguardado por cerca de mil 500 soldados pertenecientes en su mayoría al 29 Regimiento de Infantería.

El derrotado grupo huertista y su tropa llegaron hasta los Reyes, una estación ferroviaria distante a unos 18 kilómetros del Distrito Federal y perteneciente a la línea del ferrocarril interoceánico.

En la estación les esperaba un tren con ocho carros especiales, que abordaría Huerta, sus hombres de confianza y gran parte de los efectivos del 29 regimiento.

También lo acompañaría otra tropa de élite que seguramente pertenecía a la Brigada Supremos Poderes.
El destino fue Puerto México, hoy conocido como Coatzacoalcos, lugar en el que tomaría un buque que lo llevaría al exilio y donde ya le esperaba su familia.

Este sitio portuario fue la opción viable de escape para Huerta, dado que el puerto de Veracruz se encontraba ocupado por los estadounidenses.

Entre las poblaciones que recorrió el tren estuvieron la estación poblana de Esperanza, Orizaba, Córdoba y Tierra Blanca en Veracruz, para luego dirigirse hacia el sur para cruzar la región de los Tuxtlas y llegar el 17 de julio a Puerto México.

Al encontrarse en la población portuaria, sólo le quedaba al depuesto dictador aguardar por el navío que lo alejaría del país.

La espera la hizo como huésped en el Hotel Colón, establecimiento donde vivió algunos días bajo el mayor aislamiento posible, pero siempre con el constante consumo de cognac, la bebida preferida de Huerta y que adquirió en las cantinas locales.

Para nunca más volver
El 20 de julio, el general Huerta, su familia y otros acompañantes abordaron el crucero alemán Dresden, con lo que comenzó el exilio del otrora Presidente de la República, magistratura que obtuvo tras fraguar en cruento golpe de Estado.

Días después de la partida, en la isla de Jamaica hicieron un transborde al barco Patia, vapor que los llevó a Europa; todo este viaje y su vida como exiliado fue pagada con el dinero que extrajo de la tesorería de la Federación, cuya suma es considerada en 15 millones de pesos. 

El destierro de Victoriano Huerta involucró estancias en Inglaterra y España, posteriormente se trasladó a Estados Unidos.

Su expatriación fue definitiva, pues nunca más volvió a México, dado que el general murió en enero de 1916 en Fort Bliss, Texas, siendo sepultado en el cementerio Evergreen de la texana ciudad de El Paso. 

Imagen Zacatecas – Limonar Soto