Con el lavatorio de pies refrendan el servicio al prójimo

Durante la tarde este Jueves Santo los fieles se congregaron en el atrio de la Parroquia de la Inmaculada Concepción para recordar el acto de amor que Jesús realizó: el lavatorio de los pies y la institución de la Eucaristía. 

Con esta acción recordamos cómo es que  Cristo que tiene todo el poder y se pone al servicio del hombre. 

Es un Dios que lava los pies a su criatura y que quiere recordanos que la grandeza de todo cuanto existe no reside en el poder y en el sojuzgar a otro, sino en la capacidad de servir y al darse dicho servicio se da gloria a Dios. 

Con esta celebración litúrgica da comienzo el Triduo Pascual, lo que comúnmente se conoce como Jueves, Viernes y Sábado Santo, en donde se recuerda la pasión muerte y resurrección de Cristo.

Con el lavatorio de los pies y la cena de despedida en donde deja el pan y el vino de la Eucaristía que es el signo y la presencia de la entrega por los pecadores.

Doce personas representaron a los apóstoles, mientras que el sacerdote Jorge Arturo Santillán Medina cumplió con el gesto de lavarle los pies a cada uno, tal como lo  hizo Jesús.

Antes de terminar la celebración,  el contingente de fieles trasladó el Santísimo a la Capilla de María Auxiliadora, el sacerdote llevaba el santísimo en sus manos  mientras un varipalio era sostenido por cuatro hombres para darle la solemnidad y respeto que se merece.

El santísimo se traslada a otro templo para mantenerlo a reserva con la finalidad de no volver a celebrar la eucaristía hasta el Sábado Santo en la noche cuando en la Vigilia Pascual Jesucristo resucita y el sacerdote ya puede consagrar las hostias, ya que la comunión es la conmemoración de Cristo sobre la muerte.

Imagen Zacatecas – José Manuel Pereyra Berumen