

Maricela Dimas acudió a registrarse como aspirante a la presidencia de la CDHEZ. | Foto: Cortesía.
Mientras en la cancha se celebra la victoria, en el Congreso Maricela Dimas también busca la suya: acudió puntual a registrarse como aspirante a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos.
En Zacatecas, el balón rueda, los registros se abren y los discursos se repiten. Los Mineros le ganaron a Correcaminos, demostrando que todavía hay quienes corren con ganas… aunque en la política local muchos sólo corran, pero de los problemas.
Mientras en la cancha se celebra la victoria, en el Congreso Maricela Dimas también busca la suya: acudió puntual a registrarse como aspirante a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos. Fue la primera en hacerlo y, dicen, tiene buen ánimo entre los legisladores. ¿Quién diría? En el deporte se lucha por un trofeo; en la política, por una silla.
Por otro lado, los boletos para ver a la Selección de Básquetbol en Zacatecas volaron. “Sold out”, como dirían los comentaristas deportivos. Si los ciudadanos mostraran la misma pasión por las urnas que por la duela, las elecciones serían todo un clásico nacional.
En cambio, la cancha social sigue con marcador en contra. La desaparición de personas continúa siendo el problema que ningún gobierno logra marcar ni contener, aunque las autoridades presuman que Zacatecas es “uno de los estados más seguros del país”. En promedio, desaparece una persona al día: un dato que no hay discurso que pueda driblar.
Y mientras tanto, el Cruz Azul lidera la Liga MX. Sí, ese equipo que solía ser sinónimo de tragedia. Parece que en el deporte los milagros sí existen; en la política, todavía los seguimos esperando.
Al menos, el Festival del Día de Muertos se celebró de gran forma: color, música y tradición. Porque si algo sabemos hacer en Zacatecas es convivir con la muerte… y también con las promesas que ya descansan en paz.
Así que, ¿qué hay de nuevo? Pues lo de siempre: goles que emocionan, registros que ilusionan y problemas que no se van ni con tiempo extra. En el fondo, la política y el deporte tienen la misma regla: el público paga el boleto, pero el espectáculo lo dan otros.