

Zaira Ivonne Villagrana Escareño.
Cerrar el año nos invita a reflexionar sobre nuestro papel como habitantes de este estado.
Zaira Ivonne Villagrana Escareño
Cerrar un año no es solo cambiar de fecha. Para quienes habitamos Zacatecas, es un ejercicio colectivo de memoria y realidad. Es preguntarnos cómo llegamos hasta aquí como sociedad, qué hemos tenido que aprender a resistir y qué hemos logrado sostener juntas y juntos, aun en medio del cansancio.
Este año nos ha confrontado con dificultades que atraviesan la vida diaria: la inseguridad que modifica rutinas, la economía que obliga ajustar lo esencial, la desconfianza que se cuela en las conversaciones públicas. Son experiencias compartidas por miles de personas que trabajan, estudian, cuidan y siguen adelante, muchas veces sin certezas claras.
Pero Zacatecas no es solo el lugar donde ocurren los problemas; es también el espacio donde la ciudadanía se organiza para no soltarse. En barrios, comunidades y municipios, la gente ha encontrado formas de cuidarse: desde la cooperación vecinal hasta la participación social, desde la palabra solidaria hasta la exigencia legítima. Esa ciudadanía activa, aunque no siempre visible, es uno de los pilares más firmes de nuestra vida social.
Cerrar el año nos invita a reflexionar sobre nuestro papel como habitantes de este estado. ¿Cómo nos involucramos en lo público? ¿De qué manera ejercemos nuestra voz más allá del enojo o la resignación? ¿Qué estamos dispuestos a defender como comunidad: la dignidad, la justicia, la posibilidad de vivir sin miedo?
No se trata de cargar la responsabilidad solo en la gente, ni de eximir a las instituciones de su deber. Se trata de reconocer que la transformación social requiere corresponsabilidad: autoridades que respondan y ciudadanía que participe, cuestione y cuide lo común.
El año que viene traerá nuevos retos, pero también la oportunidad de fortalecer el tejido social que tanto ha sido puesto a prueba. Recuperar la conversación, reconstruir la confianza y volver a mirarnos como parte de un mismo territorio es una tarea colectiva.
Que este cierre de año nos encuentre como ciudadanía consciente: con memoria, con sensibilidad y con la decisión de no normalizar lo que lastima. Zacatecas merece un futuro donde la vida cotidiana sea más segura, más justa y compartida, construido desde la participación y el compromiso de todas y todos.