Vulnerando la salud

El 2020 se presenta como el nuevo año donde el gobierno de la republica dejará de ser el “nuevo gobierno” y en el que será necesario que empiece a convertir las promesas en realidades, lo que a través del discurso oficial diario ha prometido a los mexicanos, es momento de concretarlo. La transformación es necesaria … Leer más

El 2020 se presenta como el nuevo año donde el gobierno de la republica dejará de ser el “nuevo gobierno” y en el que será necesario que empiece a convertir las promesas en realidades, lo que a través del discurso oficial diario ha prometido a los mexicanos, es momento de concretarlo. La transformación es necesaria y urgente, por lo tanto, este año tendría que ser el último de justificaciones para lograr las cosas.

Sin embargo, siguen persistiendo acciones del gobierno que para muchos nos parecen equivocadas e incluso irracionales y no por los objetivos que pretenden alcanzar o las buenas intenciones con las que se emprenden, sino por la evidente ausencia de diagnósticos, planes e incluso presupuestos con los cuales operar y respaldar las decisiones o caprichos presidenciales, los cuales parecen estar lejos de convertirse en verdaderas políticas públicas.

La puesta en marcha del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que remplazó desde el primer día de este año a lo que era el Seguro Popular, dan muestra de lo dicho anteriormente; nadie puede estar en contra de contar con atención medica universal y gratuita y si es de calidad, qué mejor, sin embargo, la forma en que se imponen los programas públicos en el actual gobierno ha dado muestras de improvisación e ineficiencia.

De hecho, el imponer de esta manera los nuevos programas públicos se da pie a vacíos legales e institucionales que se traducirán indudablemente en seguir vulnerando, ya sea limitando o distorsionando los derechos de los usuarios de dicho programa, a una población carente de medios de atención médica, incluso abre la oportunidad de motivar nuevos esquemas de corrupción.

Lamentablemente la incertidumbre, desinformación, la improvisación y la ocurrencia han sido las bases con las que se supuestamente se está construyendo la transformación de nuestro país.

Terminar con el Seguro Popular no es lo peor del caso, lo verdaderamente grave es que en un afán de presumir la cobertura y el acceso universal se ha caído en errores de operatividad que ponen en riesgo la atención medica digna y certera de un sector de la población de por sí ya vulnerable. No bastó el anuncio del nuevo INSABI desde hace un año para poder organizar, construir y operarlo, si no que hasta su puesta en marcha es que se ha preferido perder por lo menos 3 meses mas para establecer las reglas básicas de operación, organización y criterios de atención.

Esta forma de gobernar no solo es irresponsable e ineficiente, sino totalmente insensible, pues construir la política pública en salud sobre las rodillas, implica poner en riesgo algo tan básico como es la atención oportuna y eficiente en la salud de la mitad de los mexicanos, pues el seguro popular cubría la atención medica del 50% de la población, un sector que no cuenta con un sistema de seguridad social como el IMSS, ISSSTE u otros equivalentes.

De nada sirvieron las llamadas de atención, que a lo largo del año pasado hicieron los expertos, hoy se ha impuesto, desde la soberbia y el autoritarismo que legitiman los altos niveles de aprobación del presidente, un nuevo esquema de salud que nadie entiende y que ha sido imposible de operar por parte de las instituciones y personal de salud. Esperemos que estos obvios errores se corrijan a tiempo.

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