
Opinión Nubia Barrios
Una modalidad de fraude telefónico que utiliza técnicas de ingeniería social para obtener información personal y bancaria para suplantar la identidad de la persona y sustraer su dinero.
Todo comenzó con una llamada. Al otro lado, una voz que parecía confiable le advirtió sobre movimientos sospechosos en su cuenta. Lo que siguió fue una estafa que terminó por vaciar los ahorros de toda su vida. Así fue como la comediante Sofía Niño de Rivera se convirtió en víctima de vishing, una modalidad de fraude telefónico que utiliza técnicas de ingeniería social para obtener información personal y bancaria para suplantar la identidad de la persona y sustraer su dinero.
Lo alarmante de este caso y de muchos otros, es la sofisticación con la que operan estos grupos delictivos. Las víctimas coinciden en que quienes llaman se presentan como ejecutivos bancarios con un discurso convincente que incluye lenguaje técnico, supuestos protocolos de seguridad y, lo más inquietante, conocen detalles reales de las cuentas, como la terminación de números de tarjetas, lo que hace que la historia parezca real.
En el caso de Sofía, la estafa ocurrió cuando un supuesto trabajador de su banco la alertó sobre cargos no reconocidos. En ese momento y al recibir la noticia, la conversación escaló hasta generar miedo y presión, dos condiciones que los estafadores aprovecharon para tomar el control.
A pesar de que la comediante asegura haber tomado precauciones básicas como no compartir contraseñas ni códigos, la presión psicológica fue tan fuerte que terminó cediendo. A través de estas llamadas, se le pidió eliminar su aplicación de banca móvil, acudir a un cajero automático para bloquear su tarjeta y, finalmente, ello dejó libre el camino para que alguien más abriera su cuenta móvil desde otro dispositivo, sin que ella pudiera ser notificada. El resultado: vaciaron todas sus cuentas y desaparecieron sus ahorros, sin que hasta ahora el banco le haya ofrecido una solución.
Más allá de lo abrumadora que puede ser esta situación en lo personal, este caso visibiliza que los protocolos de las instituciones financieras se han quedado cortos ante las crecientes modalidades de estafas y ciberfraudes. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien transferir grandes sumas sin que el banco active alertas o bloqueos? ¿Qué tan seguros están realmente nuestros datos e identidad en posesión de los bancos?
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) ha advertido en múltiples ocasiones sobre el aumento de fraudes como el vishing, pero los mecanismos de protección actuales siguen siendo insuficientes. Y lo más preocupante es que este tipo de delitos ya no solo afecta a personas mayores o con poca experiencia digital: también alcanza a jóvenes, figuras públicas y usuarios que, en teoría, sabemos cómo protegernos.
La recomendación es mantenerse alerta y, probablemente, esto incluye guardar la calma si se recibe una llamada que nos alerta sobre movimientos extraños en nuestra cuenta, colgar y llamar a la línea de atención del banco o acudir de manera física para resolver el inconveniente.
El caso de Sofía Niño de Rivera, hecho público por ella a través de su cuenta en TikTok, no es el único, pero sí nos recuerda que cualquiera puede ser víctima. Por eso, cuidar nuestros datos, desconfiar de llamadas inesperadas y siempre verificar directamente con la institución, nos puede librar de perder nuestro patrimonio.