Seamos mejores docentes de redacción

La construcción de una cultura comunicativa en este país viene afectada desde la adopción de tradicionales metodologías de enseñanza sobre todo en escuelas de educación superior, donde algunas veces parece que se asume o espera que las competencias de redacción vengan dadas desde la formación académica anterior. En realidad, cualquier docente debería tener dominio de … Leer más

La construcción de una cultura comunicativa en este país viene afectada desde la adopción de tradicionales metodologías de enseñanza sobre todo en escuelas de educación superior, donde algunas veces parece que se asume o espera que las competencias de redacción vengan dadas desde la formación académica anterior.

En realidad, cualquier docente debería tener dominio de procesos comunicativos; debería mostrar notables competencias y pericia en su lenguaje escrito y oral, sobre todo por su facultad de impartir clases.

En la enseñanza de la redacción es deseable transitar de enfoques didácticos muy transmisivos, instructivos, a didácticas más procesuales, que se centren más en cómo se desarrolla el proceso. En el caso de los estudiantes normalistas debemos ser más enfáticos, pues al incidir en ellos lo hacemos sobre muchos de quienes impartirán las clases del área Español a nuestras hijas e hijos, nietas y nietos.

La siempre relativa perfección del texto que convencionalmente se considera “terminado” llega no tanto por su escritura como por su reescritura; no tanto por su elaboración como por su reelaboración; no tanto por inspiración (chispa de arranque y sostenimiento de labor creativa) como por trabajo: la dedicación invertida (de modo individual o en equipo) a cada fase del proceso que comporta. Antes de que los alumnos aprendan y aprehendan eso, quienes serán docentes de ellos debemos aprenderlo, practicarlo.

Para la enseñanza de redacción se precisa enfoques más constructivistas, centrados en las prácticas con que se modelan y afinan los futuros generadores de textos y no en lo que puede adoctrinar (casi como imposición) el docente de la asignatura.

Los enfoques hacia los que se debe transitar para apropiar una mejor Competencia Escrita deben estar centrados en los textos como sujetos de un permanente proceso de elaboración y no como “producto final” a lograr. Quienes enseñamos a escribir a futuros profesores debemos superar modelos que son meramente transmisivos y no motivan a la reflexión, que mantienen un control inamovible por parte del docente, y que exponen un modelo “resuelto”, y no una práctica guiada.

Seamos mejores docentes de redacción. Consideremos junto con nuestros alumnos los procesos reflexivos de selección y ordenación de la información, generación de ideas, ortografía, puntuación, coherencia, adecuación, concisión, párrafos, tipos de textos, coherencia y cohesión. Formemos mejores profesionistas y docentes.




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